martes, 8 de diciembre de 2009

¡ Qué Dios, os coja confesados !

No quiero que nadie piense que el tema de hoy tiene fondo religioso. No hay nada de eso. Lo titulo así porque todos conocemos que la frase también tiene otros significados.

La historia y la propia vida es una sucesión de acontecimientos. Todas las sociedades, familias, etc tienen sus horas altas y sus horas bajas. Cosas positivas y cosas negativas. En sentido refranero se suele decir : a todo el mundo le llega su San Martín.

Yo, sin querer hacer historia de nada, sí que a veces me hago algunas reflexiones.

Si pensamos en las personas que nacieron, por decir unas fechas, entre 1900 a 1915, podemos asegurar que en general tuvieron una juventud borrascosa. Poco trabajo, malas remuneraciones, falta de alimentos y de comodidades. Si eso era poco, a muchos de ellos, en plena flor de la vida les tocó la guerra y los que salieron de ella con vida, tuvieron que afrontar la post-guerra y todo lo que trajo consigo.

Tras todas esas calamidades sufridas, pienso que una inmensa mayoría se encontraron con dos grandes satisfacciones. Primera: ver que sus hijos habían mejorado considerablemente respecto a ellos. Para los padres es siempre una satisfacción. Segunda: muchos de ellos llegaron a cobrar una jubilación, que aunque escasa la mayoría de las veces, quizá durante mucho tiempo pensaron que no la tendrían. Si a ello unimos algún viaje del IMSERSO, podríamos decir, siempre hablando en términos generales, que su final fue mejor que su principio.

Los hijos de esta generación, que nacieron entre 1935 y 1945, no tuvieron buena infancia, ni buena juventud, pues la post-guerra fue dura, pero tuvieron trabajo, se colocaron, conocieron los avances tecnológicos y hasta puede que no lleguen a conocer la bancarrota de las prestaciones sociales, que estamos seguros que un día u otro llegará. Vivieron mejor que sus padres y su madurez fue mejor que la niñez.

Los nacidos entre 1960 - 1970, hijos de los anteriores, tuvieron muy buena infancia, disfrutaron de los avances del progreso, tuvieron oportunidad de una buena formación, etc. Por contra, en su juventud, se encontraron con el tema de la droga y para algunos ella fue su final. Afortunadamente, en general, tuvieron trabajo, pero ya se empieza a poner en tela de juicio si las prestaciones sociales, seguirán como ahora y el día de mañana podrán contar con una jubilación como cobraron sus padres.

Los nacidos hacia el año 2000, lo hicieron en plena era digital, con Internet en la mayor parte de las casas, pero me parece que se les está dando una visión de la vida que no es la real. A pesar de que cada vez la gente es más laica y deja más apartados los temas religiosos, da la impresión que se piensa en exceso en aquellos pasajes bíblicos que hablaban del “maná”. A los hijos se les compra todo lo que piden, se les da todo lo que se puede y más, no hay que apurarlos porque se deprimen, etc.

A estos últimos hay que advertirles que van a tener que convivir con muchos hijos de emigrantes, que esos sí que han conocido el sacrificio y la realidad de la vida. Los que emigraron de sus tierras vinieron en busca de algo mejor y los hijos han visto en los padres el sacrificio hecho y ellos estarán dispuestos a mejorar. En los estudios, en los trabajos, en todos los órdenes de la vida os vais a encontrar que la vida no es como la que os han pintado en casa. La vida es lucha, sacrificio, privaciones, etc.

Para todos los que ahora sois muy jóvenes os dirigido el título del artículo: ¡Que Dios os coja confesados!

Próximo tema: “Primer Gobierno del Rey”







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