domingo, 5 de diciembre de 2010

Predicar con el ejemplo


(Escrito el 12 marzo 2010)

Muchas veces hemos oído que más que creernos lo que uno dice, hay que analizar lo que hace, es decir, ver si predica con el ejemplo, pues de lo contrario posiblemente sea poco de fiar.

En la vida tenemos muchos ejemplos de estas actuaciones y debe hacernos reflexionar con quien nos estamos codeando o a quien defendemos cuando emitimos nuestra opinión sobre una persona determinada. Posiblemente, en más de una ocasión podrían sacarnos los colores.

Si analizamos la enseñanza, veremos que muchos profesores de la enseñanza pública, llevan a sus hijos a la privada y cuando hay Consejo Escolar quieren defender a ultranza la bondad de su Centro Público. ¿Por qué no llevan a él a sus hijos?

Altos líderes políticos que militan en distintos partidos (Gobierno y Oposición por ejemplo), nos quieren dar a entender que la visión que tienen ellos de encauzar la sociedad es distinta. Si ellos piensan así, supongo que como educadores de sus hijos les querrán transmitir también sus ideas, simplemente por considerar que es la mejor opción.

Los Centros de Enseñanza (Colegios, Institutos, Universidades, etc), supongo que también tendrán su línea general de formación, que quieras que no, siempre tendrá una cierta tendencia hacia un lado u otro y entonces me viene al pensamiento la siguiente reflexión: si los padres parecen ser tan distintos, la sociedad la entienden de distinta manera, etc ¿cómo es posible que lleven a los hijos al mismo Centro? ¿Predican con el ejemplo?

Predicar con el ejemplo, es decir, hacer lo que ellos dicen, posiblemente no les resulte beneficioso en el círculo en que se mueven o al que aspiran, porque no siempre poner en práctica lo que predican les puede favorecer para subir, ascender o trepar.

A finales de los años 60 tuve la ocasión de conocer al entonces Obispo de Huesca ( D. Javier Osés), hombre que para mí fue de los que predicaba con el ejemplo. Desde que fue nombrado Obispo no quiso ocupar el Palacio Arzobispal. Vivió con su madre en un piso de un calle normal y allí me recibió por asuntos de trabajo. Su sencillez y servicio a los demás era inmensa. En más de una ocasión, me lo encontré un día cualquiera de la semana conduciendo su Citroen (¿ Diane 6 ?) por alguno de los pueblos limítrofes, pues había ido a celebrar misa porque no estaba el párroco. Pienso que para una inmensa mayoría fue una persona ejemplar, sin embargo creo que no lo fue tanto para el sistema, ni para sus superiores. No lo degradaron, pero nunca subió, ascendió, ni trepó. ¿Es peligroso predicar con el ejemplo? ¿Es más rentable aparentar y no hacer lo que se dice?

Parte de mis primeros dineros que gané en mi vida profesional, no los cobré. El Jefe de la empresa en la que trabajé no me los pagó. Oyéndolo hablar, parecía un misionero auténtico de los que renunciaba a todo por ayudar al pobre. El comportamiento que tuvo, fue el del auténtico mafioso.

Por ello, en esta sociedad que nos toca vivir, ¿cuántos predican con el ejemplo? Demos un repaso al estamento que queramos : civil, militar, eclesiástico, etc. Hay parados, hambrientos, necesitados, etc. Nos piden austeridad, sacrificio, etc. pero la mayoría de ellos no saben lo que es “un menú del día”, “viajar en un medio público de transporte”, “ni comprar en unos grandes almacenes”.

Mientras haya gente que les escuche, les lea, asistan a sus reuniones, conferencias y mitines y consigan que les aplaudan, cada vez pensarán más en ascender, subir y trepar. Predicar con el ejemplo hoy en día parece ser que no es rentable.

Próximo tema:” Accidentes de trabajo”


No hay comentarios:

Publicar un comentario