lunes, 14 de marzo de 2022

Esperando…sin llegar


(Escrito el 30 marzo 2021) 

Ignoro cómo es y cómo funciona el arco parlamentario en otros países. En el que conozco, España, pienso que deja mucho que desear. Desde que España quedó dividida o dividió a sus ciudadanos en izquierdas y derechas, pocas perspectivas hay de que mejore. El diálogo entre los dos bandos es nulo y más que hablar de programas, previsiones, estudio de situaciones y exponer y contrastar sus soluciones, lo que vemos es el enfrentamiento y no poder aceptar nada por una parte que venga del otro lado. No llega ni a oírse, pues tampoco se escucha. La respuesta por ambas partes es la misma: ¡y tú más!

Cuando han aparecido junto a ellos otras formaciones, más que ser para apoyar o ayudar son para disgregar y dividir, por lo que aumentar sus votantes es cada vez más difícil. ¿Por qué tanto partido dentro de esos dos bandos siempre rivales? Cada uno quiere ser el mayoritario en el lado que le toca, pero ¿cómo puede haber tanta derecha o tanta izquierda?

Con esa polarización se vio bien que apareciesen nuevas fuerzas políticas, que aunque no daban a conocer claramente su ideología, de momento no parecía estuviesen tan encuadradas en la clasificación anterior, o al menos el que esperaba algún cambio no lo veía a primera vista. Me estoy refiriendo a UPYD y Ciudadanos. La primera, no tuvo mucha expansión y tampoco mucha duración. Hizo un buen papel en algunas ocasiones, pero quizá el peligro que se corría en que creciese, los que podían más, trataron de deshacerla y lo consiguieron y como ya es habitual es esta nuestra España, algunos de sus participantes en vez de irse a su casa practicaron el transfuguismo y se fueron con los que tanto criticaron y como de la lista no se pueden borrar, salieron elegidos y hoy nadie los recuerda de lo que fueron y de lo que decían.

Respecto a Ciudadanos, pienso que hubo cierta simpatía hacia ellos y gustaba ver cómo crecían. De un corpúsculo insignificante en Cataluña, saltó al resto del país y el 28 de abril de 2019, conseguía 57 diputados en el Congreso Nacional. Fechas anteriores en una Moción de Censura, apoyaban al PSOE, pero al no contar con Podemos, no pudo prosperar. Con estos resultados pensé: Con 123 escaños del PSOE y 57 Ciudadanos, mayoría absoluta, 180. A juntarse, gobernar y ya va tomando el país otro color, pero no fue así. La causas y motivos ellos sabrán, pero desde ese día, una vez más, no llegué a entender nada. Solamente me enseñó una frase para mis reflexiones: el tren hay que cogerlo cuando está parado en la estación.

Aunque siga escribiendo sobre estos temas, no siento pasión por ninguno de ellos y en las elecciones sigo siendo absentista por convencimiento, no circunstancial. Veo como grandes defensores del partido están pensando saltarse la valla y pasarse al enemigo. Lo harán, los recibirán con gran entusiasmo, los pondrán en la lista y saldrán elegidos. Será por los años que tengo y será que chocheo, pero no entiendo nada de nada.

Se habla de democracia, se defienden las Autonomías y cada una de ellas al estudiar los problemas intenta afrontarlos entre las fuerzas políticas con las que cuenta. Pero ¡oh sorpresa! si en una de ellas un Partido se siente perjudicado por lo que han hecho con él, la propuesta es que se tomen represalias contra él en las restantes. ¿No hay democracia? ¿No hay libertad? Mientras tanto el tránsfuga se cambia de chaqueta y nadie puede ni hacer nada

Espero que esto cambie. ¿Llegará alguna vez? Ese era el título de la reflexión de hoy.

Próximo tema: Esperando al gallego

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