Anotaciones contables

(Escrito el 20 mayo 1999)

Si nos fijamos hoy día,
lo que nos cuesta cuadrar,
los balances, ejercicios,
las cuentas y lo demás,
y pensamos en lo de antes,
veremos que era sencillo
controlar el capital.

En la tienda de mi pueblo,
yo recuerdo de zagal,
que todo se lo apuntaban
en un sencillo cuaderno
con raya roja en un lau;
cada cliente a una hoja
a todos los conocía
y los tiene controlaus.

Otros establecimientos:
el de la carne o el pan,
llevaban libro y libreta
donde anotaban la compra
lo que te dejan y dan;
el libro es del que vende
la libreta del que compra.

Pero el más ecologista,
y cuenta bien controlada,
el que empleaba mi madre
cuando vendía la carne,
empleando por control
el de la caña rajada;
media caña pa el que vende
la otra media pa el que paga,
cada unidad una muesca
y al cerrar el ejercicio
todas las muescas cuadraban.

De los jornales gastados
no se pagan un montón,
simplemente se cambiaban
se iba a torna peón;
el herrero, el carpintero,
eso era un tanto anual,
tú nos hierras, yo te labro,
ya estaba el trato arreglau

No se hacían ni contratos
ni pliegos de condiciones,
la palabra era escritura
y por lo general había
muy pocas reclamaciones.

Se conocía el importe
de aquello que se debía,
y con el primer dinero
la deuda se reponía;
unas veces al vender
el trigo que se cogía,
y otras veces al sacar
el carbón que se cocía.

Sin embargo en estos tiempos
la cosa no hay quien lo entienda,
y sino que se lo digan
a nuestra entrañable Hacienda,
que nombra a los inspectores
por tener su buena astucia
y resulta que le estafan
y se le llevan las perras
a la entrañable Suiza.

Y es que la forma que usan,
está muy poco estudiada,
y tendríamos que volver
al de la caña rajada,
y así, el que parece que es rico,
los veríamos con las cañas,
colgadicas en el cuello
que harían de cañabla.

Yo pienso que este sistema
repararía los males,
y por ello lo propongo
para que el próximo curso,
se incluya en los estudios
de Ciencias Empresariales.

Próximo tema: “ A Tomás Gómez”