lunes, 7 de febrero de 2011

La Cincomarzada


(Escrito el 7 de marzo 2010)

Ante todo, amigo lector, no quiero que pienses que este título lleva tras de sí una descripción detallada de lo que supuso aquel enfrentamiento armado contra los carlistas. Hoy Celedonio quiere reflexionar sobre el comportamiento ciudadano en este día festivo.

Cierto es que esta fiesta se cogió con deseo cuando se puedo recuperar, después de estar prohibida su celebración durante muchos años. Esa alegría popular, se desbordó cada uno de los años en los que se ha venido celebrando y aunque en ocasiones el tiempo no acompañó demasiado, la gente fue puntual a su cita.

Hoy domingo, no dejo de impresionarme al leer las noticias que de la misma se hace eco la prensa.

Se estima que los asistentes a la misma pudieron alcanzar los 100.000. ¡Buena concurrencia! ; pero no es menos sorprendente que se cite a 14 operarios y 6 vehículos que tuvieron que dedicarse a la retirada de cartones, bolsas, latas y botellas. El año anterior cifraron estos desperdicios en unos 2.000 kgs. ¡Enhorabuena! Posiblemente este año se batió ese record.

Tras dar estas cifras, también se cita que una brigada compuesta por 32 personas, 2 camiones de prensa de basura, dos dumper de carga, 4 sopladores y 3 camiones para la recogida de material se hicieron cargo de las tareas de limpieza y puesta apunto del parque.

Podemos sentirnos orgullosos de la Cincomarzada, pero me parece que también parte de esos operarios tenían derecho a la fiesta y si no fuésemos tan marranos, algunos de ellos podrían haber participado.

Cuando salimos de nuestra casa, las latas, los chorizos, barras de pan, bebidas, etc. estoy seguro que iban debidamente ordenadas y colocadas en sus respectivas neveras, bolsas o alforjas, porque para eso las habíamos comprado y preparado. ¡Eran nuestras viandas! Una vez en el Parque, a medida que las sacamos, el contenido nos lo comemos y bebemos, pero el continente hay que tirarlo. Hasta puede que se dijese: ¡que se jodan y que lo recojan, que para eso pagamos nuestros impuestos!

Más de uno también amenizaría la fiesta con sus vomitinas, pues según se da a conocer, de las 45 personas que pasaron por la Cruz Roja, 10 de ellas fueron por intoxicación etílica. Estos no leyeron ese principio que rige en estas ocasiones y similares: “que para beber, hay que saber mear”.

Afortunadamente, no pasó nada y no se les dio trabajo a las 5 ambulancias de Soporte Vital Básico que estaban preparadas, a la Ambulancia de Soporte Vital Avanzado (UVI), que estuvo a la espera, a los 2 puestos sanitarios avanzado que se instalaron, a los 8 vehículos de transporte de personas, a los 3 médicos, 3 ATS, 23 socorristas y 27 voluntarios.

Que en tiempos de crisis se tenga que hacer este despliegue de medios y de personal, porque hay que recoger toda la porquería que se deja o atender a los que beben más de la cuenta, o pueden coger una insolación me parece algo exagerado. En el siglo XXI, me parece que estas cosas dicen poco a favor de nuestro comportamiento. Los envases, cartones, bolsas, etc lo deben de recoger los asistentes y depositarlos en los contenedores o cubos que han preparado. El que beba que sepa mearlo y para protegerse del sol, todos tenemos en casa un sombrero, una boina, una gorra o un pañuelo al que le podemos hacer cuatro nudos.

En septiembre de 2007, tuve la ocasión de visitar en Oslo el magnífico Parque Frogner. Tras escuchar que los días festivos se llena de gente pasando el día y haciendo la comida en barbacoas desechables, te viene a la mente lo mucho que tenemos que aprender, al menos en materia cívica.

¡Que en la próxima Cincomarzada, parte de esos operarios puedan ir a la fiesta, porque al ser un poco menos marranos, hará falta menos personas para limpiar lo que ensuciamos!

Próximo tema: ¡“ Por qué no pienso votar”!

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