domingo, 9 de diciembre de 2012

Observaciones veraniegas



(Escrito el 20 de Agosto de 2012)

Este verano, está resultando largo por las altas temperaturas que se están alcanzando. Cuando una ola de calor dicen que se termina, empalmamos con la siguiente, por más de que pronosticaban un verano con temperaturas muy oscilantes. En eso poco  acertaron, pues si un día hace mucho calor, al siguiente hace más.

No sé si por causa de estas altas temperaturas los comportamientos están siendo distintos, o las ideas también se calientan y uno ve las cosas de  forma distinta a como son. Si es así, pido de antemano disculpas. Referiré algunas de ellas.

Como es habitual, el verano es pródigo en la celebración de fiestas patronales, romerías y manifestaciones con festejos populares. Tanto los que son de la propia localidad, como los de fuera (turistas, familiares, amigos, etc) se unen a estas expresiones de alegría y contribuyen a animar las fiestas. Por razones que no vienen a cuento he tenido ocasión de asistir algunos años a una de estas romerías. El pueblo se dirige a la ermita y allí tras celebrar la misa, la gente buscando la sombra, se distribuye por los alrededores de la ermita y sacando lo que en otros tiempos serían las alforjas y fiambreras, da buena cuenta de las tortillas de patata o de chorizo, la carne empanada, la bota, etc.

Otros años, mientras los de a pie, dábamos buena cuenta de nuestros sabrosos manjares, las Autoridades locales, en mesa aparte y preparada al efecto, daban buena cuenta del sabroso menú que alguien había preparado para ellos. Este año, estábamos menos personas (pudo haber influído el calor), pero al comentar que las Autoridades no estaban en su sitio habitual, uno del terreno me dijo: “Con los recortes han suspendido la comida”. Me parece una medida oportuna, pero lo que ya no veo tan bién, que estos representantes del pueblo no hayan acudido a esta fiesta popular, con su alforja, su fiambrera o si me apuras con su bocadillo. Durante años realzaron la fiesta con su presencia, pero este año, al no haber comida, tampoco hubo asistencia. ¿Se podría aquí aplicar eso que se dice de muchos de nuestros políticos, que son simplemente pesebreros?

 En otra localidad, se había acondicionado un merendero majísimo próximo a la ermita. Junto a una fuente, se habían colocado unas mesas y bancos, bajo unos frondosos árboles. Ha resultado ser para el verano un sitio magnífico dónde comer o merendar, etc. El párroco en su alocución en la misa mayor el día de la fiesta, agradecía a las autoridades y vecinos el esfuerzo que habían hecho para conseguir aquel merendero. Decía que podía ser centro de unión, convivencia, etc, de la que tan falto está nuestra sociedad. La sorpresa, fue que llegada la hora de comer, mientras muchos de los de a pie, se dirigieron al merendero, el párroco y supongo que también las autoridades se fueron a un restaurante a comer. ¿Con cargo al erario público? No tuve ocasión, ni quise preguntarlo.

Para terminar comentaré la tercera observación. Un pueblo pequeño, dónde una Asociación Cultural es la que organiza las fiestas y otros festejos a lo largo del año. En la plaza montan la barra del bar. Hay unos folios en la pared dónde se indican los precios y los turnos de las personas que tienen que atender la barra a lo largo de las fiestas. Antes de comer pedimos un vermut y unas tapas. El que nos sirve es el alcalde. Cuando llega la comida popular, no hay distinción entre turistas, del pueblo, ni forasteros. Eso es integrarse con los vecinos.

Cuando hablamos de pueblos, fiestas y Autoridades no las pongamos a todos en el mismo paquete. Yo he comentado estos tres casos. Cualquiera que lo lea, podría comentar otros muchos. Para salir de la crisis, además de los recortes, hay que tener otras reacciones y como siempre se dijo: “hay que predicar con el ejemplo”

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