(Escrito el 5 de octubre de 2014)
En este mismo Blog, el 8 de junio de 2012 y
publicado el 22 de diciembre de ese mismo año, Celedonio titulaba la reflexión de ese día, “La vuelta a la tortilla”. Para ello se apoyaba en una Cita
atribuida a José Luis Sampedro que dice: “"Hay dos tipos de economistas: los que
trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que trabajamos para hacer menos
pobres a los pobres" y
también a otra de un compañero de trabajo que siempre recordaba: “Lo
que se oye, se olvida. Lo que se ve, se recuerda. Lo que se hace, se aprende”.
Al iniciar la reflexión de hoy, también me apoyo en
la letra de una jota que hace muchos años escuché a un montañés y que decía
así:
En la
entraña de estos montes
cuánto
oro habrá escondido,
y en
la cabeza los pobres
cuánto talento perdido.
Cuando hablamos de oro, la mayor
parte pensamos en el que habrá en los sótanos del Banco de España, en las joyerías, en los
locales que se anuncian “Compro oro”, en las cajas fuertes de los bancos, en
las casas de los ricos, etc. pero pocos nos ponemos a pensar, que si las minas
de oro estuvieron en las entrañas de la tierra ¿por qué no podría haberlas en las entrañas de estos montes a los
que hace alusión la jota?
Por el mismo planteamiento, de
siempre nos han querido hacer creer que el poderoso estaba en posesión de la verdad. Los Reyes, los
señores feudales, los que mandaban en los monasterios, los terratenientes, etc.
eran los que verdaderamente sabían. Ni el súbdito, ni el lego, ni el
jornalero, ni mucho menos el esclavo,
sabía pensar y poder tener ideas positivas.
Como esto se ha venido
programando desde que el mundo es mundo, hasta nos han querido convencer que
así ha sido siempre y así tiene que seguir sucediendo. Por ello, los cargos se
han sucedido de padres a hijos, han querido inmortalizar la frase de que de “tal palo tal astilla”, cuando todos
somos conocedores de otro refrán que dice “de
padres aguaus, hijos borrachos”.
Si con “La
vuelta a la tortilla”, exponía unos razonamientos, con esta reflexión no
quiero más que dar otra vuelta de tuerca, para comprender, lo que está
sucediendo con nuestra clase política. Por haber llegado al poder, se
consideran ya insustituibles y los que les apoyan no entienden que hay otras
personas que están muy bien preparadas, que han visto todos los errores que se
han cometido y que con los errores también se aprende.
Cuando uno quiere representar a
un sector, nunca podrá hacerlo bien si no pertenece a él, porque nunca ha
estado viviendo sus problemas. Si la mayoría de los españoles estamos en un
determinado nivel, no pueden representarnos ciertas élites, que tienen o son
los economistas del primer grupo que menciona José Luis Sampedro, hacer más
rico al rico.
Como muy bien dice la jota, en
la cabeza de los pobres, hay muchos talentos. Lo que es preciso que los dejen
actuar. Las grandes fortunas, los títulos nobiliarios, los que viven en esas
grandes mansiones, etc no nos pueden representar, ni dirigir, porque no
pertenecen al sector de la mayoría y por lo tanto, ni nos conocen. Lo que
buscan en nosotros es otra cosa.
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