Escrito el 4 de diciembre de 2014)
A los que lean estas
reflexiones, quizá no les parezca acertado el título que les doy, por lo que
pueden quedarse con el que más les guste a ellos.
No cabe duda que el turismo es
una buena fuente de ingresos para España, por lo que protegerlo y fomentarlo
debe estar en la mente de todos los españoles. Cuando hablamos de turismo,
debemos tener presente que no solamente son turistas los que vienen del
extranjero, sino que también son los españoles que se mueven por las distintas
zonas geográficas de nuestra Nación, incluso me atrevería a decir que deberían
ser los que estuviesen más presentes en las mentes de los dirigentes.
Muchos extranjeros bien es
verdad que están aquí totalmente asentados, pero hay otros muchos, que vendrán
mientras las circunstancias le sean favorables y se desplazarán a otra parte
cuando les interese.
Que en las zonas turísticas,
aparezcan letreros en otros idiomas, principalmente inglés, anunciando todo
tipo de servicios me parece bien y de siempre hemos asumido palabras que sin
ser españolas te ayudan cuando te tienes que mover fuera de tu zona habitual.
Siempre agradeces cuando buscas los servicios y te encuentras con “Toilet” y
cuando buscas la salida y te encuentras con “Exit”. Así podríamos decir otras
muchas palabras e indicaciones.
Lo que no había visto nunca es
lo que acabo de presenciar la semana pasada en la Costa del Sol dónde estuve.
En la pizarra a la entrada de los restaurantes, hay puntos dónde no hay ni un
solo plato de los que se ofrecen que estén escritos en castellano. Hay pizarras
enteras escritas, que el que no sabe inglés, no sabe ni de que se trata, etc.
Me parece muy bien que los
horarios sean los del país del turista y que se cene a las siete y que te
pongan judías cocidas en el desayuno, pero cuando ves que si no sabes inglés no
te enteras ni de los platos que ofrece el restaurante, te entra ganas de la
próxima vez echarte a la alforja, la fiambrera, la bota, un trozo del pernil y
la navaja, sentarte en las mesas del restaurante y comer de lo tuyo, ya que
desconoces lo que sirven allí.
Así como me sorprendió esto,
también puedo decir que en mesa próxima a la mía en una terraza, el matrimonio
extranjero, cuando vino el camarero andaluz, en el más puro castellano pidió lo
que deseaban. Hace muchos años, en España vendían unos libritos, que se
titulaban ¿“Quiere aprender inglés, francés, etc, en 10 días”? El matrimonio al
que hago mención, no sólo se aprendió ese librito, sino que se habría leído hasta
el Quijote en español.
Si los catalanes, vascos,
gallegos, valencianos, etc rotulan en su idioma todo cuanto desean ofrecer y en
la Costa del Sol, lo escriben en inglés ¿acaso es que nos avergonzamos de ser
españoles? ¿Apreciamos poco lo que tenemos?
Por eso Celedonio, le puso ese
título a las reflexiones de hoy.
Visto, lo visto, como decía
antes, según dónde vaya, quizá me eche a la alforja, la fiambrera, la bota, el
trozo de pernil y la navaja y me pare a comer en el sitio más céntrico que
haya, pues yo, de lo mío, no me avergüenzo de nada.
Próximo tema: Lo que quieren que hagamos
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