(Escrito el 19 de marzo 2016)
Los que ya
tenemos años,
debemos de
recordar
lo que a lo largo
la vida
esta Gran Semana Santa
la hemos visto
cambiar.
Recuerdo yo en mi
pueblo,
y en otros igual
sería,
todos hombres y
mujeres
debían pasar cada año
con el cura a
sacristía.
Había que
confesarse
y pasar a
comulgar
y en la lista que
tenían
te debían de
apuntar.
Las campanas se
morían,
y no podían
tocar,
con carraclas
de madera,
la hora de los
oficios
se debían de
anunciar.
Y el día de
Viernes Santo
el silencio era
tal,
que a la hora la
procesión
se cerraba hasta
el bar.
Luego vendría
alegría,
alegría sin parar
las campanas
resucitan
y en aquel día de
Pascua,
muchas mozas en
el pueblo
vestido van a
estrenar.
Sin embargo en
estos tiempos
se piensa que hay
que viajar,
en coche, tren,
autobús,
o en el AVE,
igual da,
los hoteles están
llenos
no digo ¡Casa
Rural!
Como ya es
Primavera,
despertarán los
amores,
y en muchas
procesiones,
cada vez en más
lugares
oiremos el
redoble
de los miles de
tambores.
Próximo tema: Los Congresos de los Partidos
En la nostalgia tengo la Semana Santa antigua... Pero también me gusta la de hoy.
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