(Escrito el 12 de septiembre 2017)
Por allá en los años 40, en
nuestra España semi montañosa, había pueblos a los que se accedía por camino de
herradura por lo que la comunicación con el exterior era ínfima. Sus habitantes
lo único que hacían era sobrevivir y prácticamente con el autoconsumo iban
tirando. A pesar de ello, los que lograban alimentar su cuerpo, al terminar las
faenas diarias se sentían felices, sobre todo en el anochecer, cuando solamente
oían el canto de los grillos y el cielo estaba estrellado y limpio. Era un
remanso de paz. Lo que anhelaban y esperaban de la vida era poco.
Aquello quedó atrás, vino la
emigración a las ciudades, la búsqueda del trabajo, el pago de las letras del
piso, los estudios y la colocación de los hijos y aquella tranquilidad que
había vivido se quebró. Empezaron a ver la realidad de la vida. No sabían que
la vida era así. En ocasiones alguien comentaría: ¡con lo tranquilos que
vivíamos antes!
La vida trascurrió con sus altos
y bajos, cada cual acumuló su historia vivida de la que muchas veces podría
haber salido una verdadera novela y nos plantamos en el siglo XXI, con nuestros
Partidos Políticos, las Elecciones, la Comunidad Europea, los Medios de
Comunicación y con más o menos veracidad nos fuimos enterando de los
chanchullos que muchos llevaban entre manos. Unas veces eran empresarios, otras
funcionarios, policías y sobre todo políticos. Algunos hasta los conocíamos,
pues en determinadas ocasiones habíamos coincidido en nuestro deambular por la
vida.
El conocimiento de esos casos
hizo que nos encabronásemos, pero al no poder hacer nada individualmente, nos
tuvimos que quedar con la mosca tras la oreja y recordando el “quién
te ha visto y quién te ve”. Parecía imposible escuchar de muchos de
ellos las palabras igualdad, justicia social, etc y animarte a que votases al
Partido al que él pertenecía, si querías que tu situación mejorase. Con ellos
en el poder lo conseguirías.
Unas veces con unos en el mando
y otras con los que antes le llevaban la contraria, anduvimos muchos años y nos
metieron en una crisis que nunca termina de arreglarse. Todos dicen saber las
soluciones, pero la divulgación de sus programas poco mejoran nuestros problemas. Entretanto ves
ese goteo de detenciones, esos juicios muchas veces ridículos, algún que otro
ingreso en prisión, como diciendo ¡ya está todo arreglado!
Mientras vas viendo todo esto
que te cuentan, alguno, quejoso tal vez por cómo le han tratado, además de su
trabajo profesional, escribe y cuenta,
solamente algunos de los chanchullos que le ha tocado vivir. Al leerlos se te
ponen los pelos de punta. Algunas cosas las habías oído, pero nunca tenías
conocimiento de la dimensión de tales delitos, por lo que te preguntas: ¿era
mejor no saber todo esto?
La vida sigue, la rueda avanza y
tú te vas dando cuenta de lo difícil que es prosperar. Con este Fango
que hay, es imposible cerner la arena para formar ese mortero que es preciso
emplear para hacer cosas sólidas. Aquellos habitantes que mencionaba al
principio, a su manera eran felices, pues ignoraban lo que tenían en sus
alrededores. Los de ahora, cada vez que te vas enterando del fango que hay, te
da nauseas. ¿No debería tranquilizarte conocer la verdad? Sinceramente, a veces, para no cabrearte más
sin poder hacer nada, creo que es preferible ignorarla.
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Preciso….se murió
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