(Escrito el 4 septiembre 2021)
Lo que leo estos días sobre Merkel, me hace reflexionar. Al dejar la dirección del Partido después de 18 años, el pueblo alemán le ha ovacionado con 6 minutos de aplausos en las calles, balcones y ventanas.
No asignó a ningún familiar a ningún cargo en el Gobierno.
No fue tentada por la moda y cuando le nombran su vestimenta, que ha permanecido prácticamente igual, a lo largo de los 18 años, responde que es una empleada del Gobierno y no una modelo.
Tampoco tuvo tentación de comprar bienes, ni autos, ni yates.
No tenía sirvientes ni los necesitaba. Entre ella y su marido atendían las necesidades de la casa, repartiéndose las faenas.
Vivió en un apartamento normal, donde ya residía antes de acceder al cargo, como un ciudadano más.
Lo que ha hecho en Alemania ahí queda.
Si esto que se ha leído es verdad, nuestros políticos y políticas tenían que mirarse en ella y ver si tendrían algo que aprender de esta señora.
No recuerdo haber oído que ningún político español haya sido aplaudido por los ciudadanos masivamente. Cuando durante la Pandemia se aplaudió desde las ventanas se hizo a los sanitarios, que bien se lo merecían.
En España no es normal que el político o política ayude a situar a sus familiares sino que llega a promocionar hasta los amigos de sus amigos si puede y sin explicación ninguna.
Presumir de buen coche, buena vivienda y otros signos externos de riqueza es lo que más les va.
La señora Merkel, parece que en todas sus actuaciones pensaba en Alemania y supongo que la ha dejado mejor que cuando se hizo cargo de ella. Aquí en España, parece importarles un pito. Es más importante corregir nuestro vocabulario. Hay que referirse a todos, a todas y por qué no a todes?
Celedonio, en alguna reflexión, se refirió a lo que se decía del milagro alemán. Resurgir un pueblo trabajando no es ningún milagro. El milagro es el español: subsistir todavía después de lo que todos hemos visto y estamos viendo…
Próximo tema: Resumen año 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario