jueves, 8 de junio de 2023

Compro oro


(Escrito el 26 enero 2022)

Supongo que de siempre habrá existido este tipo de establecimientos que se anuncian con este título, pero pienso que en los últimos años por los que veo, creo que han proliferado.

Cuando los negocios se multiplican piensas que en ese tema hay dinero a ganar, por lo que las transacciones de venta de oro se han debido de incrementar. Pero ¿quién es el cliente que acude a ellos?

Siempre han existido personas que buscaban destacarse de las demás y para ello el uso de la joyería era un método. La gente se fijaría en aquello que llevaba, al menos eso pensaría. Unas veces, el adquirirlas no le suponía ningún esfuerzo económico, pero otras quizá hasta se llegase a endeudar por tenerlas. Las ventas a plazos existían.

No cabe duda que esta adquisición se haría entre personas relativamente jóvenes y de mediana edad, pero los años pasaron, los  gustos cambiaron, a ella ya no le sientan bien, ni puede lucirlas y se plantea ¡para qué las quiero! ¡A venderlas!

Si la adquisición no le costó ningún sacrificio está bien, pero ¿qué pensará aquella que en sus años jóvenes se endeudó para adquirirlas y ahora las vende por necesidad? ¿Qué ventajas le reportaron?

Los que buscaron en el oro un refugio para la inversión de su capital, no creo que sean los que ahora visitan estos establecimientos para venderlo por si ha subido. Habría y habrá otros métodos de conservarlo y negociarlo.

En la situación actual, no se si las joyerías estarán en crisis, ya que los tiempos no parecen ser favorables. No hay tantas fiestas, ni tantos participantes en las mismas. Si la economía no la tienes desahogada no parece muy lógico tener este tipo de gastos.

No se si durante la pandemia, están utilizando menos joyas las presentadoras y participantes de la Televisión. Hay veces que parece que sí. Es una forma mejor de conectar con el televidente. No he sido nunca admirador de las que llevan muchas joyas. No creo que sean necesarias para andar y destacar en la vida. Hay cosas mucho más bonitas que puede aportar una persona.

Por no tenerlas, ni desearlas, no espero entrar en esos establecimientos que se anuncian con el título de esta reflexión.

Próximo tema: ¿En qué ellos pensarán?

 

 

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