lunes, 13 de julio de 2009

Diálogo entre liebres

Se cuenta, que una liebre
estaba con su vecina,
a la orilla de un camino
comiendo la hierba fina;
hablaban del veraneo
y del buen tiempo que hacía,
a la vez que comentaban
que en ese pueblo que estaban
la caza empieza ese día.

Habrá que estar preparadas
comentaba la más vieja,
y a la joven le decía,
que por el hecho de serlo
mejor vista ella tenía;
es fácil que hoy visitas
tengamos en este día,
así que tú jovenzana
escóndete tras la aliaga
y ¡observa y vigila!;
y al poco de estar alerta,
comunica a su amiga,
que a lo lejos del camino
seguro que alguien venía.

Son dos hombres los que vienen
y perros no hay a la vista,
¿llevan boina? ¿llevan gorra?
¿acaso no los divisas?
llevan sombreros muy nuevos
le decía la vecina,
van los dos muy elegantes
parecen a las mujeres
cuando van a la piscina.

¿Cómo llevan la chaqueta?
¿se la distingues, la ves?
yo diría que la estrenan,
como esas de las revistas
que vende el Corte Inglés;
pues de momento tranquila
no te asustes y te espantes
que luego te pueden ver.

Mira que escopeta llevan,
qué calzado, qué polainas,
eso nos dirá un poco
lo que tendremos que hacer
ahora por la mañana.

La escopeta es muy bonita,
yo diría que es muy nueva,
es toda ella brillante
y acarician la culata
como si su novia fuera,
y las botas van a juego
con la chaqueta y sombrero;
entonces estate quieta,
pues todo lo que haremos,
es cambiarnos de la aliaga
a esa mata de romero,
y si nos ven al pasar
pensarán que ya hemos puesto
las veinte millas por medio.

La joven así lo hizo,
y oyeron cuando pasaron:
con esta buena escopeta
y la munición que llevo,
tras hacer los tres cursillos
la primer pieza que vea
te aseguro que le arreo,
y las liebres al oírlo
se miraron cara a cara
y muy despacio rieron.

Esta vez no ha ido mal,
así que tras este susto
vuelve a tu sitio a mirar;
y al poco de estar allí
otra vez vuelve a avisar:
¡veo a un hombre a lo lejos!
y es distinto a los otros
pues no tiene nada igual:
lleva pantalón de pana
yo diría que apiazau,
en vez de botas, albarcas,
escopeta vieja y de un caño,
la lleva al hombro colgando
con cuerda que es de cáñamo:
no digas más: ¡prepárate!
no respires, corre y vuela,
si sabes rezar, tú pide,
a tus dioses a tu abuela,
pues como él nos divise
esta tarde ya nos vemos
metidas en la cazuela.

23 octubre 1999

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