viernes, 14 de agosto de 2009

El deterioro político



Con frecuencia, los medios de comunicación nos dan a conocer los resultados de encuestas que hacen sobre los mayores problemas que siente la sociedad y son frecuentes que encabecen la lista: la vivienda, el paro, el terrorismo, la emigración, etc. Como estas encuestas se supone que son al azar, yo nunca tuve la oportunidad de contestar. De haberme tocado, hubiese contestado “ el deterioro político”. Y digo deterioro porque me niego a pensar que la política siempre fue así.

Durante el franquismo, los bandos que lucharon en la contienda los conocimos como: franquistas y republicanos, izquierdas y derechas, rojos y azules, ganadores y vencidos, los unos y los otros, etc. Los que no participaron directamente, o incluso no habían nacido en 1939, se les juzgaba por el parentesco que tenían con los que participaron y era habitual escuchar “ de tal palo tal astilla”.

Con la llegada de la democracia, aparecieron un sin fin de partidos políticos, que abarcaban todo el espectro político posible, partidos que se fueron reduciendo, a medida que muchos de ellos no tenían seguidores. En algunas familias se vio que sus miembros militaban en distintas ideologías, no pudiendo saber, si lo hacían convencidos o era una estrategia para poder estar uno u otro siempre en el candelero, pero si es cierto que pasamos de “tal palo tal astilla”, al refrán: “de padres aguaus, hijos borrachos”.

Yo, siempre pensé que el político tendría algo de misionero, es decir, que sentiría una gran compensación, simplemente por ver que la doctrina que predicaba, era aceptada por otros que la ponían en práctica y tenían a él como referencia. Es como el placer que debe sentir uno que ha escrito un libro que se lee mucho, aunque haya ganado con su publicación muy poco dinero.

Hay que reconocer que las circunstancias van cambiando, con los años quizá también se cambie de pensar, pero es poco comprensible que haya políticos que han estado en varios partidos y que cuando hacen estos cambios, siempre vayan desplazándose hacia el que creen que puede ganar. Lo lógico sería que si sus ideas, sus pensamientos y sus actuaciones no coinciden con los que le rodean, lo dejen y se vayan a casa. Algunos lo han hecho y son de admirar, pero otros muchos cambian de chaqueta con una facilidad pasmosa.

Siempre hemos conocido a personas que se les dice de “la cabeza cuadrada”, pero estos que al tenerla tan “redonda”, no paran de dar vueltas, pueden resultar altamente peligrosos. Entre estos, no han faltado los trepas, los oportunistas, los corruptos, saqueadores, los que han robado a espuertas llenas, etc..

Cuando llegan los períodos electorales, los tiempos en los medios de comunicación los reparten proporcionalmente al número de escaños que tienen, pero nadie controla, ni evalúa, los tiempos que dedican a hacer sus propuestas, explicar sus programas, etc. Sin controles, ni evaluación en las actuaciones públicas, se podría decir que más del 90% del tiempo lo dedican a “hablar mal del otro” y me recuerda cuando éramos críos y alguien te insultaba y tu contestación era : “y tú mas”.

Como dije al principio, me resisto a pensar que la política fue siempre así. Para mí, en la actualidad, la imagen que dan los políticos es “simplemente vergonzosa”

Agosto de 2009

Próximo tema: Sillas y mesa (1ª parte)


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