domingo, 10 de octubre de 2010

Por si acaso.... ¡ no se caiga !


(Escrito en enero de 2010)


En el pueblo de Celedonio, en los años 40, los jueves por la tarde no se iba a la Escuela. Con el maestro, se “iba de paseo”.

Un día, fueron todos hasta un barranco dónde había un gran pozo a cuyo costado hay una inmensa mole de piedra. En verano, los que se querían bañar se iban a aquella poza y resbalando por la piedra caían al agua. Sería el principio del trampolín. En el pueblo de Celedonio “Peña esturruzadera”.

El maestro seguro que les explicaría dónde nacen los barrancos, que es el caudal, el riesgo de bañarse en esos pozos, etc. Los chicos de vez en cuando seguro que tirarían alguna piedra al agua. Cuando ya había terminado la clase didáctica, y todos ellos estaban en silencio, el maestro preguntó: si me cayese yo al pozo, ¿os arrojaríais para sacarme? Uno de los chicos, posiblemente al que más castigaría el maestro por ser el mas trasto o travieso, todo sereno le contestó: ¡ por si acaso no se caiga !

Supongo que el maestro analizaría la respuesta y pensaría que aunque fuese el maestro, alguno no le tenía demasiada simpatía. Eso no quiere decir que si se hubiese caído, todos los que sabían nadar le hubiesen ayudado.

Actualmente, nuestros políticos y dirigentes se creen estar en posesión de la verdad y sus opiniones y actos consideran que son aprobados por los que les votaron o los que creen ser sus seguidores o simpatizantes.

El Gobierno piensa que todo lo hace bien, por lo que no admite ninguna sugerencia. Como con los resultados de las últimas elecciones pudo llegar a mandar, la gente le seguirá votando. Siempre cree estar en posesión de la verdad.

La Oposición, cree que con sólo criticar y decir que el Gobierno lo está haciendo mal, ya tiene el triunfo asegurado en la próxima contienda electoral. No se da cuenta que no aporta soluciones concretas a cada uno de los problemas. Tendrá que pensar que si le quiere dar la vuelta a la tortilla tiene que enseñar el fondo de la sartén.

Los Grupos minoritarios están tranquilos, pues saben que hagan lo que hagan, seguramente el que saque más votos les llamará para ayudarle a formar una mayoría estable. Su actuación diaria depende de dónde sopla el aire por lo que mucha veces igual les da “arre” que “so”.

Mientras tanto, el ciudadano de a pie, tiene que aguantar cada día el espectáculo que dan todos nuestros representantes. Su forma de actuar se parece a la clásica contestación de los críos cuando uno te insultaba: “ y tú mas”.

Piensan que el ciudadano tiene una capacidad de aguante infinita y por ello ni intentan buscar la solución a los problemas, ni aclarar las situaciones que se presentan y que a todos nos da vergüenza verlas y/o escucharlas.

Aunque sean contestaciones de los años 40, no estaría por demás recordar lo que aquella tarde de jueves, un alumno le decía a su maestro. Ahora te pueden responder otra, que podría ser: “por si acaso no te fíes” y también “ eso que dices, no te lo crees ni tú”.


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