(Escrito
el 1 de julio 2010)
A finales de los años 60, conocí una Cooperativa
Agrícola que estaba en fase de expansión. Dado el volumen de mercancías que
movía y las perspectivas de crecimiento, era necesario la ampliación de
almacenes y otras dependencias. Para ello había que endeudarse. Contactaron con
distintas entidades financieras y al final se quedaron con la más ventajosa. A
la hora de formalizar el préstamo, los miembros de la Junta Rectora, ofrecieron como
garantía de la operación sus bienes. La inversión se hizo, el crédito se pagó,
hubo nuevas ampliaciones y sigue prestando su labor para la que se creó.
Si encabezo este artículo con este preámbulo, es
porque muestra un ejemplo de la honradez de los solicitantes, del amor por el
trabajo que están desarrollando y por predicar con el ejemplo. Si la Junta Rectora tras acuerdo de la Asamblea pone como aval
de la operación su propio patrimonio ¿cómo va a recelar ningún socio?
Este ejemplo que estoy seguro se repitió en otras
muchas localidades y situaciones similares, nos sirven para reflexionar con las
que hacen en estos tiempos, mucho más modernos y más tecnificados, la mayor
parte de nuestros Ayuntamientos.
El endeudamiento, es una cosa que se da ya por hecho y
hasta se tiene como valor en alza. El que más debe, más es de admirar. Soy
consciente de que para “hacer cosas” hay que endeudarse,
pero toda deuda debe tener un estudio de cómo se va a pagar. Las soluciones
aplicadas han sido muchas y variadas. Para pagar la deuda, se pide otro
crédito, es decir se entrampa en más y así sucesivamente se va engordando la
bola. Los dirigentes, como trabajan con dinero que no es suyo, ni su patrimonio
corre riesgo alguno, “viva la Pepa”. Mas aún, tienen otra ventaja, que
al final de los 4 años la oposición querrá ganar y si le echa, ya se ha
solucionado todo: yo me voy y la “mierda” y los problemas aquí se quedan. Si le apuran
se irá antes.
Otros obraron de otra manera. Si tenían suelo, lo
recalificaron, engrosaron las arcas municipales, hicieron subir las viviendas y
todo marchaba sobre ruedas. No digamos ya donde se ubicó algún evento como EXPO
o similares. Las ciudades que lo consiguieron
hicieron muchas mejoras en el medio vial, infraestructuras, etc. El
Estado Central les ayudó y colaboró en su desarrollo. Pero ¿cuánto dinero se
invirtió en cosas que finalizado el evento no sirvieron para nada?
El “hombre de la boina”, al que siempre
le he tenido el máximo respeto, siempre dijo que había que tener cuidado con
estirar el brazo más que la manga, pero como era de pueblo, sin estudios, ni
títulos, pocas veces se le hizo caso. ¿Y qué tenemos ahora? ¿Cuál es nuestra
situación?
Cada uno conocerá su problema, pero cuando te mueves
por nuestra geografía te das cuenta del derroche que ha habido. ¿Para qué un
pabellón deportivo en una localidad que tiende a ser abandonada por su vecinos?
¿Qué hacemos con el puente que costó millones y no sirve ni para pasar? ¿Para
qué cubrir esas vías si encima no van a llevar nada?
¡Qué cosas se hacen cuando el dinero no es tuyo!
Espero que lo sucedido sirva de lección para las Corporaciones venideras.
Sin poder contrastar su veracidad he podido leer una
cita de hace 2065 años (55 años de Cristo) que se le atribuye a Marco
Tulio Cicerón y que dice así:
"El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe
ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los
altos funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros
países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe
aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado”.
Si siempre hemos oído decir, “que el que avisa no es traidor” y es verdad la cita anterior, ¡ tiempo hace que nos avisaron !
Próximo tema: A Beatriz Talegón
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