(Escrito
el 19 de Septiembre de 2012)
Recuerdo que en mi niñez y
adolescencia, las fuerzas vivas de mi pueblo y supongo que las de muchos, las
representaban: el Cura, el Médico, el Maestro y el Secretario del Ayuntamiento.
En los que había Guardia Civil había que incluir al Cabo o Sargento. El Alcalde
representaba poco y mucho menos los Concejales. Todos ellos eran un vecino más,
que tenían que sacarse las castañas del fuego y llevaban por el día las
albarcas como cada quisqui y tenían que ir de vecinal.
En mi adolescencia y juventud,
las autoridades provinciales las consideraba como unas personas de buena
formación, conocedoras del cargo que representaban, a las que se les debía
respeto y que cumplían con su deber. Todo esto a lo mejor era porque no conocía,
ni a ellas, ni a sus cometidos.
A medida que me fui haciendo
mayor, llegó la democracia, las Autonomías, etc y los cargos se incrementaron,
tuve posibilidad de conocer más de cerca a algunos de estos, de dónde procedían
y también su valía. Ahora ya pasados los 70 años, me atrevo a encabezar este
escrito con el título de: “No tenemos solución”
No tenemos solución, porque no
sé, ni cómo, ni por qué, hemos llegado a la formación de una clase política
intocable, a la que hay que rendirle pleitesía, contestar SI GUANA, y tenerlos en
un pedestal.
De momento todo político está
aforado, que no sé hasta dónde llega este privilegio, pero ya le hace distinto
a los demás. Los políticos están por encima de todo y así en el verano de 2011,
el Ayuntamiento de Zaragoza cerró algunos Centros Cívicos y ahorró unos 60.000
euros, pero mira por dónde luego se publicó que en la reforma de los despachos
del Ayuntamiento se había gastado 75.000 euros más o menos.
El culo de los concejales es
mucho más delicado que el del ciudadano normal y así, cuando surgió el
escándalo de la mesa y las sillas en el Ayuntamiento de Zaragoza, era porque
los señores ediles no podían estar sentados en sillas, ya no digo plegables que
son incómodas, pero tampoco en las que todos nos sentamos. Con las sillas tenía
que estar a tono la mesa. Hubo disculpas como que no era correcto en tiempo de
crisis. No lo es, ni con crisis, ni con años de bonanza.
Este endiosamiento de la clase
política, ha hecho que se llegue a la conclusión de que el político ha perdido
el rumbo y la relación entre político y ciudadano es cada vez más distante.
¿Cómo no va a serlo, si encima al político lo elige el Partido y nunca el que
le tiene que votar?
Posiblemente el tema viene de
lejos.
Repasemos los edificios donde se ubican todos nuestros políticos.
Veamos dónde hacen las Juntas Generales y actos sociales muchas de nuestras
Cooperativas. Algunas veces en un almacén. Con unos caballetes y tableros se
improvisan mesas para todos sus socios y familiares. Leí que una Junta de
Mercadona se había celebrado en uno de sus almacenes. La hija del dueño y
heredera del negocio estaba sentada en la primera fila tomando notas.
Desde siempre, los sitios dónde
se han ubicado los políticos han destacado de los restantes edificios (Ayuntamientos,
Parlamentos, etc). ¿Cómo pueden sentirse
ligados al pueblo, si el pueblo es el que los eleva a unos niveles muy
distintos del suyo?
Por la edad que tengo, quizá
chochee y no comprenda nada de cómo se mueve la sociedad, pero visto, lo visto,
mantengo el título: “ No tenemos solución”
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