(Escrito
el 23 de agosto de 2013)
De siempre hemos oído que el ser
humano vivió en sociedad. Los vestigios
encontrados así nos lo demuestran. Primero habitaron las cuevas y cavernas,
luego fundarían pequeños poblados y poco a poco se agruparían en núcleos más
grandes, hasta llegar a la época actual en las que vemos las inmensas colmenas
humanas. ¡Vaya cambio!
Si bien todo este cambio lo
hemos venido asimilando y a esta evolución le llamamos progreso, hoy reflexiono
sobre algunas de las cosas que hemos perdido y hasta se podría decir que a
mayor progreso mayor deshumanización.
En mi infancia, recuerdo que en
mi pueblo había dos cofradías: San Nicolás y Santiago. Todas las familias
pertenecían a una u otra y el ingreso en ellas se hacía cuando se venía
licenciado de la mili, pues los socios eran los hombres y los que tendrían que
pagar la cuota.
¿Qué hacían estas cofradías? Ignoro las funciones que desarrollaban antes
de mis recuerdos, pues supongo que también se irían deshumanizando. Esto
es lo que recuerdo. Cada año, un día, que solía ser después de las
faenas de la recolección (septiembre) celebraban el día de la cofradía. Ese día
iban a misa, hacían la Junta General, comían en hermandad y como es natural
alguno empinaba el codo más de lo habitual. En la procesión del Viernes Santo,
el Presidente llevaba una cesta grande con velas, que cada cofrade o familiar
de él, cogía al principio de la procesión y dejaba lo que no se había consumido
al terminar. Hay que pensar que la procesión se hacía por la noche.
Cuando fallecía una persona, 8
cofrades de la Cofradía a que pertenecía la familia entraban en acción. Dos
tenían que hacer la fosa (no había enterrador ni nichos). Cuatro tenían que llevar
al difunto hasta el cementerio, depositarlo en la fosa y taparla. Dos
tenían que permanecer en casa del difunto desde que fallecía hasta que lo
enterraban. Se decía “velar al muerto”.
Tendrían que atender los trabajos que la familia tenía ese día: dar de comer y
beber a las caballerías, cuidar el ganado, etc En definitiva a la familia del
difunto se le ayudaba en todas sus necesidades.
¿Qué eran los vecinales? A
lo largo del año había una serie de trabajos que había que hacer inaplazables.
Ejemplo: arreglo de los caminos tras la tormenta. Entonces a las casas te echaban un vecinal o dos y
tenías que acudir a la hora y lugar indicado para solucionar el problema. Si tú
no podías ir, tenías que mandar a otra persona con el que te tenías que
arreglar.
Recuerdo también que cuando no
había leña para la estufa de la escuela, supongo que se había acabado la que el
Ayuntamiento o nuestros padres habrían llevado, los chicos llevábamos nuestro
tizón, que los mayores con el hacha partían al empezar la escuela y que los más
pequeños entrábamos a la clase.
¿Qué queda ahora de todos estos
trabajos de solidaridad? Cuando veo en las playas o en la montaña
tantísima gente, a veces pienso. Si para venir de vacaciones nos exigiesen ir
un día de vecinal ¿cuántas mejoras podíamos hacer en el entorno en que vivimos?
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2013
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