(Escrito
el 19 agosto de 2013)
Cuando éramos críos y nos
concentrábamos en nuestros juegos, el que creía tener razón era frecuente decir en alguna discusión: ¡te lo prometo! Si era preciso dejar
más constancia que lo que decías era verdad, haciendo una cruz con el dedo
índice y la yema del dedo pulgar, besándote la uña exclamabas: ¡ te
lo juro por Dios!
Mientras los críos pretendíamos
dejar claro con aquellas expresiones que era verdad lo que defendías, los
mayores, en sus transacciones, acuerdos, etc la única expresión que se
utilizaba para cerrar el acuerdo era: ¡venga, esa mano! Con aquél apretón
de manos se dejaba zanjado el trato o el acuerdo. Dar la mano tenía tanta
validez o más que hoy día se consigue con la escritura ante un notario.
Con el apretón de manos se
cerraban los tratos en las ferias cuando se compraba y se vendía un animal. Se
empleaba igualmente cuando se hacía un contrato de arrendamiento, cuando se
compraba un trozo de monte para hacer carbón, cuando se ajustaba a un
trabajador fijo por un año (pastores o criados), etc. Lo dicho y el apretón de manos significaba dejar
zanjado lo acordado y lo acordado se cumplía.
Alguien quizá ponga en duda
estas actuaciones ancestrales y que así no se podía regir una sociedad y por
eso se tenga más fe en las legislaciones modernas.
Pero veamos algunos ejemplos:
a).- Cuando llegan las elecciones, el que se ha
hecho acreedor de la ideología del Partido, a lo mejor lo incluyen en la lista
electoral que hay que votar y si va en buen
puesto puede ser elegido. ¡Oh sorpresa! Ese defensor de las ideas del partido,
al cabo de un tiempo se hace tránsfuga y se pasa al Grupo Mixto y
con esa acción da un vuelco total al resultado electoral en esa localidad,
Parlamento, etc. De todo hemos visto. Ni el Partido, ni los votantes pueden
hacer nada. ¿Es correcto esto? Encima, la ceremonia inicial fue la del
juramento.
b).- La Constitución dice
que somos todos iguales ante la Ley, pero el mismo que dice que los que
compraron Preferentes, tengan la edad que tengan, sabían lo que firmaban,
manifiesta y defiende que las mujeres de muchos que están encausados por corruptos, no sabían lo que firmaban.
c).- Antes, el apretón de
manos equivalía a una escritura, hoy aparecen fincas escrituradas a nombre de
una persona, sin saber de dónde procede la compraventa. Antes era fácil
demostrar: tú nunca me diste la mano, hubiese sido la contestación.
d).- Cuando un juez
impartía sentencia antes se consideraba que hacía justicia. Hoy como diversos
estamentos son elegidos por el Parlamento ¿quién puede pensar en la neutralidad?
¿Acaso no te debes al que te ha puesto?
Así podría seguir exponiendo
casos y situaciones en el que tras muchos años de progreso, de mayor formación,
de mayor nivel de vida, etc , los que ya tenemos muchos años pensamos que antes
eso no pasaba. La palabra y el darse
la mano tenía otro valor.
Con muchas más necesidades, más
hambre y más miseria, las puertas de las casas de los pueblos estaban siempre
abiertas. Podías entrar al patio, la cuadra,
la cocina, etc en busca de alguno que la habitaba y nunca faltaba nada. Hoy
están cerradas con llave, cerrojo y alarma. ¡Eso dicen que es progreso!
Próximo tema: Para mí….una
gilipollez
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