(Escrito el 15 de
octubre 2014)
Desde hace algún tiempo y por
parte de ciertos políticos parece que hay un gran interés en que los ciudadanos
conozcamos los bienes que poseen los que nos representan. Todo esto está muy
bien, pero tampoco es una medida para echar las campanas a vuelo. Esas
declaraciones tienen que traer consigo
otras decisiones.
Yo, una vez más, tengo que decir
que no debía haber personas que vivan toda su vida sólo de la política. Querer
permanecer en ella, les llevará a tomar decisiones que el único fin será agarrase al sillón.
Antes de entrar en política, uno tiene que forjarse su plan de vida y si siente
la vocación de político, acceder desde su puesto y su formación. Cuando las
urnas, su situación o su vocación le desplacen, no tiene que intentar
sobrevivir a base de los Presupuestos Generales del Estado o del Partido, él
debe regresar a lo que antes fue.
La declaración de bienes tendría
que hacerse cuando uno ingresa en la política y si se hace ahora, aunque no
pueda llegar a ser exacta, tendría que hacer una declaración complementaria de
lo que tenía cuando accedió a ella. De esta manera se sabría su variación
patrimonial cual ha sido y el pueblo podría echarse sus cálculos.
A veces generalizamos una situación
o comportamiento, cuando no se debería hacer, pues no se puede medir a todos
por el mismo rasero. Lo hemos visto con el famoso caso de las tarjetas. No
fueron todos, pues hubo unos pocos que
ni la usaron. ¿Pensamos que los ricos son honrados? Nos han demostrado que no,
pues los que mayor nómina tenían, no fueron los que menos gastos hicieron.
¿Fueron los de Partidos de izquierda, los sindicalistas, etc. los que más
ejemplo dieron? Tampoco.
A lo largo de los años, hemos
visto como muchos se han enriquecido dentro de la política. Algunos
descaradamente y eso ha traído consigo que generalicemos, ya que como por todos
sitios salen corruptos, llegamos a pensar que todos los políticos lo son.
En los pueblos, a los que se
presentan, los votantes los conocen y más que siglas de partido se vota a la
persona, pero ¿y en las ciudades? Mientras las votaciones tengan que ser con
listas cerradas, los Partidos son los
que verdaderamente deberían tener presente el valor Patrimonial de cada uno que
ponen en la lista. Resulta muy sospechoso que gente que esté bien situada, se
presente a político, cuando nunca se le vio ninguna inclinación vocacional de
servicio hacia los demás. ¿Es bueno porque tiene poco Patrimonio? A lo mejor su
objetivo es el formarlo.
Si las listas fuesen abiertas,
pienso que la honestidad mejoraría, ya que antes de votar a uno, siempre hay
alguna información para poder relacionarlo y saber algo quién es. Pero en esta
situación, ¿quién ha elegido al que decide quién son los elegidos? ¿El Partido?
¿Y quién mueve el Partido?
Pronto empezaremos a ver listas
de candidatos y según del Partido que sea, su Patrimonio. Como la lista será
cerrada, el Partido pondrá en cabeza al que le interese y aunque conozcamos su
Patrimonio ¿qué puedes hacer? Como siempre: ajo y agua.
Próximo tema: A Cañete le dan caña
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