(Escrito el 19 de octubre 2015)
Durante la Dictadura, pudimos
apreciar como muchas personas se eternizaban en los cargos siendo siempre
fieles al Jefe del Estado y a los Principios Fundamentales. Como no había otras
opciones, los tránsfugas no existían, ya que no podían irse a otro sitio a
mejorar. La gente elegida permanecía en su cargo hasta que el de la moto, le llevaba la orden de su cese.
Cuando llegó la Democracia,
observamos cómo había muchos que corrían por las distintas opciones que se
plantearon para ocupar los primeros puestos y cuando no lo alcanzaron no
tuvieron reparo alguno en llamar a otras puertas de color parecido o en las
antípodas si era preciso. Podría citar nombres que los vi de primeros espadas a
nivel Regional, en Partidos de Centro, de Izquierdas y de Derechas. Su
capacidad de adaptación era inconmensurable.
Esto que pensábamos que estaba
reservado a ciertas personas portadoras de algunos genes camaleónicos, pronto
se extendieron a lo largo de los distintos partidos, siempre a favor de
aquellos que se les veía podían llegar a tener más tirón electoral y
perspectivas de llegar a poder mandar. Como han sido muchos y el lector
recordará a gran parte de ellos, Celedonio no quiere dar nombres.
Cada cual que recuerde los que le vengan a su memoria.
Sin embargo hoy, estas
reflexiones, las escribe porque hace tan sólo unos días ha saltado la noticia: Irene
Lozano se pasa de UPyD al PSOE y no a un puesto
cualquiera, sino que es incluida en el nº 4 de la lista por Madrid.
¡Casi nada!
Si a los que no estamos
interesados por la política nos ha sorprendido, supongo que las reacciones y
comentarios de los militantes y simpatizantes de ambos partidos, habrán sido,
algunas de ellas salidas de tono y con razón.
Los que la acogen, piensan que
es un fichaje, esperando que ella acarreará a otros que llamarán a su puerta, o
simplemente a la hora de votar algunas papeletas irán a engrosar el nº de votos
obtenidos. ¿Es ético eso? Después de estar muchos años, poniendo a parir al que
ahora le da cobijo, desde hoy, el cambio de chaqueta es total y sus críticas
irán al Partido que hizo que la ciudadanía la conociese.
No pongo en duda su capacidad
oratoria, su capacidad de convicción, etc pero sí que pongo en duda su “honradez
política”. Si tan convencida estaba de lo que decía en los últimos
años, aunque las perspectivas en su antiguo partido fuesen a disminuir, lo que tendría que haber hecho es irse a su
casa, dejar la política y vivir de su formación como hacemos el resto de ciudadanos.
Querer seguir viviendo de la política, traicionando a los suyos y encabronando
a muchos del Partido en el que aterriza, me parece que es falta de honradez.
¿Le sorprende que los ciudadanos no simpaticen con los políticos? Con comportamientos como el suyo no querrá
que les admiremos.
Posiblemente alguno del Partido
que le acoge hablará del gran fichaje y Vd. Irene, hablará de que
ahora sí que se siente cómoda. Nos ha demostrado que también lleva genes
camaleónicos, por lo que Celedonio piensa, que todas
declaraciones que hagas, no te las crees….ni tú.
Próximo tema: El nuevo panorama
político
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