(Escrito el 29 abril 2016)
En los años 40, en mi pueblo y
supongo que en otros también, los chicos jugábamos en la calle a lo que fuese.
Había juegos que eran ya tradicionales y de todos conocidos y otros te los
inventabas. La cosa era pasar el rato. No siempre había buenas caras entre
todos los participantes, pues en ocasiones también se oía: y tú más.., no te ajunto…, gafotas….,
cuatro ojos…., etc., pero a esas
expresiones no se les hacía caso. Se solían pasar pronto y antes de terminar la
mañana o la tarde, tan amigos todos.
Hoy, cuando expresiones
similares a estas, nos dicen que se oyen en los patios de los Colegios,
enseguida se habla, de marginación, problemas de integración, acoso escolar,
habrá que cambiarlo de Colegio, etc. y desde luego cuanto antes al Psicólogo
que nos ayude a padres e hijos a superar el trauma.
En aquella época, cuando se iba
de fiestas a los pueblos limítrofes, lo primero que se intentaba era unirte a
la cuadrilla que más se adaptaba a tu edad y manera de ser y en la que siempre
tenías algún conocido y aunque eras el forastero, te integrabas totalmente.
De más mayor, cuando se iba al
baile a otro pueblo, siempre se procuraba no destacar por nada y mucho menos
hacerte el fanfarrón. Podía ser peligroso, pues en todos los pueblos se sabía
el final que podía tener comportamientos así.
Hoy día, cuando el progreso ha
sido tan grande si lo comparamos con aquellas épocas, cuando los medios de
comunicación están al alcance de todos y el mundo es tan distinto, nos extraña
que haya comportamientos tan extraños, ya que no se daban, ni en esos años de
los que hablamos.
Expresiones de las que los críos
decíamos en la calle, las escuchamos ahora en nuestros políticos, pero con más
mala leche que entonces. El y tú más…,
no te ajunto…, nunca jamás….
etc. ya no son expresiones de acaloramiento y pasajeras, sino que se dicen a
cualquier hora y tienen una duración, no de una legislatura, sino desde que se
les dio autorización a algunos para poder hablar en público.
La defensa de un militante de un
Partido, ante una acusación, se hace a distancia, por parte de todos sus compañeros, aunque no le
conozcan. Nada de lo que le acusan es verdad o está probado. Con lenguaje
moderno, mientras no sea juzgado y condenado es un presunto. Faltaría más.
Antes, a ese pueblo vecino que
ibas a las fiestas o al baile, te integrabas con los de allí y si ibas
repitiendo se te consideraba ya uno más. ¿Qué está pasando ahora en la clase
política? Cuando el Congreso y Senado debían ser Cámaras donde se reúnen para
tratar de los temas que afectan a la Sociedad, se estudia junto a quién te vas
a sentar, tienes que aplaudir cuando habla el tuyo y hay que votar todos los
del equipo lo mismo. Al que no pertenece a tu bando, ni la mano, ni la mirada,
ni el saludo al cruzarte por el pasillo.
Es triste pensar, que los críos
en los año 40, reaccionaban y tenían un comportamiento mucho más ejemplar que
nuestra clase política, aunque en momentos de cabreo se oyese: cuatro ojos…, no
te ajunto…, y tú más…, pues sabías que todo eso era cosa pasajera.
Próximo tema: Algo… habrá que aprender
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