lunes, 24 de octubre de 2016

Al pueblo abandonado


                                              (Escrito el 23 de julio de 2014)

Te estoy viendo desde lejos,
por el monte, voy andando,
entre senda y matorral,
a ti, me estoy acercando.

Cuando estoy dentro de ti,
lo tengo que confirmar,
no veo calle, ni plaza,
que aunque pequeñas tendrías
y muy dignas de admirar.

Tan sólo veo maleza,
esparcida por doquier,
¡cuan distinto eres ahora
a como fuiste tú ayer!

Hay pocas paredes sanas,
a un edificio apoyadas,
muchos tejados no existen,
maderas también quemadas.

Tan solo vemos en pie
la torre ya sin campana,
la que tocaba a la misa,
al incendio o arrebato,
por la noche y la mañana.

Junto a la torre, la iglesia,
que ya no está, ni cerrada,
encuentro el cementerio,
en pequeña explanada,
con unos nombres  escritos
en unas cruces clavadas.

No conociste el progreso,
no tuviste carretera,
a lo lejos va una pista
que hicieron hace muy poco
para que al menos, de lejos,
algún curioso te viera.

Los que habitaban aquí
ignoro cuantos serían,
pues como eres pequeño
la gente se apretaría,
pero al menos cada casa
una familia tendría.

Al verte, me entran las ganas,
de poderte preguntar,
¿por qué aquí, en este sitio,
quisieron edificar?
¡qué buscaban! ¿el vivir?
¿acaso la soledad?
¿huían ellos de algo,
y acamparon aquí,
para que nunca en la vida
los pudieran encontrar?

No lo sabes, no contestas,
por lo que ellos vendrían,
pero ambos, sí sabemos,
que sus razones tendrían.

¡Cuántas piedras colocaron,
en los campos, en los huertos!
se levantaban al alba,
trabajaban  todo el día
al cuerpo le daban caña,
mientras éste resistía.

Y al mirar hacia la Iglesia,
me viene al pensamiento:
¿también se confesarían?
¿qué pecados esta gente,
crees que ellos tendrían?

Tras mucho pensar en ello,
y repasar mandamientos,
yo llego a la conclusión
que no tendrían pecados,
¡sólo habría sufrimiento!
Sufrimiento que llevaban,
en silencio y resignado,
con esta humilde vida
que la sociedad y el mundo,
creían le habían dado.

No pienso decir tu nombre,
ni situarte yo quiero,
sólo puedo asegurarte,
que después de estar contigo
te llevaré en el recuerdo.

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