(Escrito el día 21 de abril 2017)
Hace unos días, la noticia fue
que el Juez llamaba a declarar al Presidente del Gobierno. Desde ese mismo
instante la maquinaria se puso en marcha y sus acólitos expusieron la
barbaridad que se cometía. A los responsables de ello, pronto les pusieron
nombre y apellidos. Menos mal que llegó la calma. El propio Presidente
manifestó que iría a contestar lo que le preguntaran.
Celedonio, ignorante total
de todos estos enredos, desconoce si cuando a uno le citan como testigo,
jura
antes decir la verdad y toda la verdad. Antes así era. Si esa fórmula
ha desaparecido, el valor de lo que diga puede ponerse en entredicho, aunque
antes también se podía jurar en falso.
Que le llamen a declarar, me
parece de lo más normal. El Juez está inmerso en un proceso que tiene que
aclarar y para ello, nada mejor que preguntar a todo aquel que pueda saber algo
del tema.
Los acólitos que protestaban por
citarlo, planteaban que el Presidente no sabe nada de lo que le van a preguntar
y yo pienso que algo sí puede saber. Aunque su profesión creo que es
Registrador de la Propiedad, ha demostrado tener conocimientos de economía y
creo que hasta llegó a suprimir la Vicesecretaría Económica porque la asumía
él. Como Presidente del Gobierno y Presidente del Partido, sabe que éste cuenta
con las cuotas que pagan los militantes y lo que les corresponde por cada
escaño que han obtenido en las elecciones. Calcular el total de estos ingresos
lo puede hacer cualquiera que esté en Enseñanza Primaria. Son habas contadas.
Con estos ingresos, muchos somos
los que pensamos que los Partidos Políticos no pueden tener suficiente para
cubrir los gastos que a simple vista se les ve, por lo que tiene que haber
otros ingresos. Celedonio desconoce
la Ley de Financiación de los Partidos. Los ingresos que reciben y que no
corresponden a los recaudados por los conceptos anteriores, pienso que es lo
que el Juez quiere clarificar. ¿Son obtenidos legalmente? ¿No son legales?
¿Quién los aporta? ¿Qué fines tienen esas entregas? ¿A cambio de algo? Hacerse
esas preguntas pienso que es de lo más lógico y
creo que irán por ahí.
Si uno quiere eludir la
pregunta, la contestación puede ser: yo de las cuentas no sé nada. Había otros
encargados para ello. Cuando uno está por encima de otros, tiene también la
obligación de vigilar lo que hacen. Eso viene implícito con el cargo. Acaso
nunca se preguntó aunque fuese para sus adentros ¿de dónde habrán sacado la
pasta para pagar todo esto? Si cobran
menos que yo, ¿cómo les llega
para tanto? Si muchos han aumentado su patrimonio mucho más que el suyo, ¿no
sospecha nada de ellos?
Siempre se dijo que “cuando
el río suena agua lleva”. Ahora el río baja siempre crecido y hace
mucho que no hay tormentas. ¿Se habrá
roto alguna presa? Me parece que habría que darse alguna vuelta por la
cabecera del río.
Si aunque no se lo pregunten, “jura
decir la verdad y toda la verdad”, pienso que el río podría volver a su
cauce, aunque en su retirada, a muchos propietarios se les lleve el huerto,
pero eso siempre fue así. El estar a la orilla tiene muchas ventajas, pero
también tiene sus riesgos.
Próximo tema: Con cara de gilipollas
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