(Escrito el 4 de enero de 2016)
Un seguidor de las Reflexiones
de Celedonio, me comenta que en algunas de ellas lo encuentra un tanto
pesimista y considera que hay que ser más positivo y ver la vida con más
optimismo. Le agradezco la sugerencia y voy a intentar explicarle algo, aunque
no justificarlo.
De siempre hemos escuchado y lo
hemos asegurado muchas veces, que lo que de joven se aprende, tarde se
olvida y posiblemente tengamos que tener presente este viejo refrán.
Los que ya tenemos muchos años,
nos enseñaron que del dinero que uno ganase, no te lo debías de gastar todo.
Había que guardar algo. El refrán de que más vale un por si acaso, que un quien
pensaba, nos lo aprendimos. No nos gusta que nos digan tacaños, somos
previsores. Celedonio no admira a esos que siempre van alcanzados por estirar
el brazo más que la manga. De ahí que critica que los Gobiernos hagan
inversiones sin rentabilidad alguna, o que algunos se hayan endeudado muy por
encima de sus posibilidades. Con menos tenían bastante.
Cuando Celedonio era un crío,
las bombillas más comunes eran las de 40 ó 60 watios e incluso menos y le
enseñaron que la que no prestaba un servicio debía estar apagada. Le sorprende
y no le gusta, cuando en cualquier vivienda hay 8 ó 10 puntos de luz en
cualquier pasillo y ve montones de luces encendidas sin que nadie las use. Eso
lo aprendió y no se le ha olvidado.
A Celedonio le enseñaron,
quizá porque la comida no sobraba, que el plato se deja limpio y hay que
comerse lo que te ponen. Por ello no comprende esas expresiones de que: eso no
me gusta, que dejes en el plato la mitad de lo que te pusieron, que se hagan
regímenes de adelgazamiento sin más, cuando sabes que hay mucha gente que no
tiene nada que comer y los contenedores de nuestras ciudades, son rebuscados
por personas que quizá no tengan otra cosa que llevarse a la boca que lo que
encuentren.
En la infancia y adolescencia de
Celedonio,
se hacían muchos trabajos a vecinal y en ellos participaban los vecinos de
todas las casas para resolver un problema. A Celedonio no le gusta
esas personas tan estiradas, que consideran una bajeza para ellos, ya no
trabajar junto a otros, sino que por encima del resto quieren destacar.
Celedonio vio trabajar a
muchos, muy fuerte y en muy malas condiciones, por lo que se alegra de que
ahora no sean los trabajos tan duros, pero está en contra de que muchos sin
esfuerzo ninguno, quieran ocupar puestos o condiciones de vida igual que los
que se sacrificaron para ello. El que algo quiere, algo le debe costar.
Amigo seguidor de Celedonio:
no se si tras estas reflexiones de hoy, le seguirás viendo pesimista. Me
gustaría que le siguieses leyendo, pero piensa que con muchas cosas que estamos
viendo, Celedonio no puede estar de acuerdo. El expresar, lo que uno
siente, siempre lo ha considerado como sensatez y sensato quiere seguir
siendo.
Próximo tema: Cinco horas con Mario
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