(Escrito el 6 de abril 2015)
Mucho antes que
el camino
existía ya el
sendero,
y te quiero
recordar
porque fuiste el
primero.
Eras en lo que se
llama
ahora el Medio
Vial,
lo único que
existía,
el sendero principal.
Por ti, se iba a
los pueblos,
y se accedía a
las fincas,
por ti, caminaba
el pobre
y también la
gente rica.
Estabas libre de
piedras,
tampoco tenías
ramas,
pues si caía
alguna
la gente te las
quitaba.
Conducías a las
gentes
a los sitios que
ella fuera,
a las fuentes, a
los ríos,
corrales y
parideras.
Cada sendero su
nombre,
y por él, se os
mencionaba,
pues todos, todos
los días,
por ellos se
transitaba.
Tenías puntos muy
fijos
que la gente
recordaba,
como era aquella
piedra
que a montar en
su jumento
al buen hombre le
ayudaba.
De ti partirían
otros
que con el tiempo
trazaban,
los que hacían
los ganados,
cuando un animal
tras otro,
al río o fuente,
bajaban.
La gente estaba
orgullosa
de conocer el
sendero,
las subidas, las
bajadas,
que recorría el
pastor
y también el
carbonero.
Y cuando alguna
tormenta
tu piso
estropeaba,
la gente a
vecinal
lo roto, pronto
arreglaba.
En estos tiempos
actuales,
mucha gente te ha
olvidado,
pues no quieren
recordar
que por ti fueron
andando.
Los que no te
conocieron
se les nota a la
vista,
sólo van por
carretera
o a lo sumo por
la pista.
No conocen tu
belleza,
tus revueltas,
tus subidas,
todos aquellos
alcuerces,
que siempre nos
ofrecías.
Yo,
que sé algo de ti,
de lo
mucho que valías,
cuando
te encuentro en el monte,
me
produces alegría.
Próximo tema: ¿La pérdida de una esperanza?
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