Mentes privilegiadas
Con más de 70 años, le oí recitar este escrito a un
compañero Senderista. Lo había aprendido de crío
No recuerdo en qué lugar,
a qué fin, ni a qué sazón,
se hallaron en un rincón,
reunidas al azar,
una pluma muy usada
por el tiempo ennegrecida,
una mano desprendida,
y una cabeza cortada.
Comprarlas quiso un inglés
y a verlas se aproximó
y sorprendido quedó
oyendo hablar a las tres.
En su libreta apuntando
fue sus frases una a una
libreta que el tiempo andando
a mí llegó por fortuna,
sin saber cómo ni cuándo,
dice así:
LA PLUMA
Olvidada duermo aquí,
pero aunque en el polvo estoy,
no me quita lo que soy
la gloria de lo que fui.
Yo la historia enriquecí
los misterios aclaré
las luces multipliqué
y de la nada en lo oscuro
brotaron a mi conjuro:
amor, entusiasmo y fe.
LA MANO
Mucho te enorgulleciste
mas yo tu poder no acato
pues solo de mi mandato
dócil instrumento fuiste
para obedecer naciste
y de mi marchaste en pos
¿quién debe ser más sagrada?
¿cuál vale más de las dos?:
¡la pluma por mí guiada
o yo movida por Dios!
LA CABEZA
Callad vuestro orgullo vano,
yo desharé como espuma,
que fuera sin mí la pluma
que sin mí fuera la mano
sin el soplo soberano
del genio que alienta en mí,
¿disfrutariáis ni de lejos
de la gloria los reflejos
ni la ventura que os di?.
EL INGLES
Dice la cabeza bien,
y su razones son graves,
que plumas tienen las aves,
y manos el cerdo también.
Pero cabeza, en qué ardiente
brille el ingenio del Sol
¿quién la tiene? ¿mucha gente?
los ingleses solamente
y acaso… algún español.
Próximo tema: Al Sereno
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