(Escrito
el 3 julio de 2013)
Si somos un poco observadores,
veremos que las noticas que se van comentando boca a boca se van deformando a
medida que se amplía esa divulgación. En los Cursos de Dinámica de Grupos se
hace patente con un ejemplo muy sencillo. Se saca fuera de la clase a 5-6
alumnos y se llama a uno al que se le lee unos párrafos un poco enrevesados. El
tiene que comentárselo a otro que entrará y así hasta pasar todos. De lo que se
le lee al primero a lo que dice el último hay una gran variación de lo
expuesto.
Con este pensamiento y visto
todo lo que sucede en España, me viene a la memoria la siguiente reflexión:
Tras escuchar las distintas cadenas de TV con sus diferentes programas, leer
los distintos medios escritos, escuchar las distintas emisoras de radio y las opiniones de las distintas
opciones políticas, ¿qué se dirá de España por esos mundos? La verdad es como para preocuparse y
avergonzarse.
Si bien hay un refrán que dice,
que en todos sitios cuecen habas, el
ejemplo que estamos dando, aunque se llegue a desfigurar algo, me parece de lo
más bochornoso que hay. Si la honradez ha sido una cualidad que se ha valorado
siempre en las personas, eso mismo deberíamos valorar en nuestros Gobernantes,
Partidos Políticos, Sindicatos, Sistema Judicial, etc.
De todos es conocido el tema de
la corrupción, las causa que hay abiertas, los distintos procesos como se van
desarrollando, etc. Aquí solamente hay presuntos. Los folios de cualquier
causa se cuentan por miles, pero las sentencias se alargan, hasta tal extremo
que nunca llegan a su fin y mientras tanto estos presuntos siguen en sus
puestos, los Partidos que los conocen los vuelven a presentar y los ciudadanos
los vuelven a elegir. Quizá en el
extranjero deformen algo la realidad, pero pienso que todo lo que digan nos lo
tenemos bien merecido.
Posiblemente, los responsables
de todo esto dirán que no es para tanto, pero si no somos capaces de poner
orden en casa, trabajar con honradez y tener unos políticos que sean honrados y
al que se salga de madre castigarlo, ¿qué confianza vamos a inspirar?
Es sorprendente cuando escuchas,
por qué motivos ha tenido que dimitir en otras naciones un alto cargo y esta
sorpresa no puede ser más que de admiración a esa persona, a ese Gobierno que
no consiente esos excesos y a esa Nación que estableció esas normas.
Posiblemente los sociólogos
conocerán el por qué de todo esto, los responsables del silencio sabrán por qué
lo hacen, pero al menos a mí, ciudadano de a pie, me parece que es la mayor
tomadura de pelo. Porque no voy a votar, quizá no tenga derecho a quejarme. En
ninguno deposité mi confianza, pues con estas cartas yo no juego.
Hay muchos encausados que siguen
firmes en sus puestos. ¿Queréis decirme que piensan más en el trabajo, que en cómo
terminará su acusación? Si el trabajo no
lo desarrolla al 100% ¿por qué hay que
mantenerlo en ese puesto y pagarles?
Próximo tema: La ratonera
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