(Escrito
el 24 febrero 2014)
Aunque podrían escribirse muchos
artículos más, de momento, quiero terminar estas reflexiones sobre los
causantes de la crisis con el tema de la deuda.
Siempre se escucha que todo esto
es muy complejo y no lo dudo, pero yo escuché y me enseñaron desde crío, que más
vale un por si acaso, que un quién pensaba. Otras veces escuché de uno,
que si sería rico, que le debía un millón al Banco, no se lo había pagado y le había
prestado otro. Finalmente más de un alto cargo político nos ha dicho
que el
dinero público no es de nadie. Actuando con todos estos criterios,
donde podemos llegar es a lo menos imaginable.
Si la contabilidad básica es la
diferencia entre Ingresos y Gastos, todos y cada uno deberíamos tener siempre
presente este sencillo principio y mucho más los que dirigen el país. Estoy
seguro que el cuadrarlo es difícil, pero observar que el déficit se va
desmadrando es no tener ni ganas de observarlo, pues año tras año se veía como
crecía. Esconder la cabeza debajo el ala y permitir que la bola se haga más
grande para mí no tiene perdón.
Hubo obras que no tenían ninguna
rentabilidad y sin embargo se promocionaron, se financiaron, se hicieron y se
repitió con otras similares. Nunca a ninguno se le pidió
responsabilidades.
¿De dónde procede la deuda? No lo voy a contestar yo ciudadano de a
pie y sin ninguna formación económica, pero sí que quiero exponer, que lo que
más valoramos los ciudadanos, al menos yo, es la ejemplaridad, cosa que los
políticos no están dando. Para cobrar como jubilación la media de la base de
cotización de los últimos 15 años, todos los trabajadores tenemos que haber
cotizado como mínimo 35 años; nuestros mandatarios con 7 años tienen derecho a
la jubilación máxima. Cuando tenemos que viajar no nos molesta hacerlo en clase
turista, pero nuestros políticos han de hacerlo en preferente. El ciudadano de
a pie se fija mucho en los menús del día, pero el político va a restaurantes que el ciudadano
de a pie lo vemos prohibitivo. Para mí, estas cosas tan insignificantes son el
principio de la deuda pues al consentirse estas, le siguen todas las
demás.
Nuestra Constitución reconoce
las 17
Autonomías. Pero ¿evaluaron los que la redactaron el coste
que iban a suponer? También
sobre esto se tendría que decir algo.
La corrupción, los pelotazos, la
fuga de capitales, etc ¿se ha calculado lo que supone? ¿Qué se está haciendo por
recuperar todos esos capitales?
Los ciudadanos de a pie, lo que
menos toleramos es la arrogancia y el querer aparentar y los que más nos cabrea
son los privilegios. Mantener todo esto ¿cuánto
nos cuesta?
A mí y a otros muchos como yo,
que nunca nos extralimitamos de nuestras posibilidades, que los coches siempre
los pagamos al contado, que siempre fueron de gama baja y que nos duraron una
media de 16 años cada uno, no nos vengáis diciendo, que hemos vivido por encima
de nuestras posibilidades y que este endeudamiento lo hemos provocado todos.
Ahora mismo, cuando estamos con
el agua al cuello, nuestros gobernantes están contentos, porque nuestra deuda
se viene colocando y la prima de riesgo ha bajado, pero ¿no se dan cuenta que hay que
devolverla? ¿Quién lo hará? ¿El que venga detrás .…? ¡ Vaya forma de preparar nuestro futuro !
Próximo tema: A falta de un homenaje
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