(Escrito
el 24 febrero 2014)
Si las semanas pasadas
reflexionábamos sobre las Entidades Bancarias y las Empresas de Construcción,
hoy queremos pensar sobre la incidencia en la crisis de la clase política.
No cabe duda que lo primero que
nos planteamos es: ¿dónde se puede construir? La respuesta a esta pregunta sin
duda la tiene que contestar los políticos por partida doble, ya que primero
definieron el terreno que podría ser edificable y en segundo lugar dieron las
licencias correspondientes, ya que sin licencia nadie construye, o no debe
construir.
Los políticos tienen la
responsabilidad de que haya montón de solares sin edificar por el centro de las
zonas urbanas, que tienen todos los servicios y sin embargo continúan vacíos,
mientras han surgido multitud de urbanizaciones alejadas de los cascos urbanos,
sin tener los servicios necesarios. En su día Celedonio ya dedicó un artículo a
este tema que denominaba “ El tema de los solares”.
No cabe duda que la construcción
es el gremio que más puestos de trabajo crea, no ya sólo por la construcción en
sí, sino por todos los sectores que le acompañan. Pero el político también
tiene que plantearse: construir ¿para qué? Se supone que la construcción de
viviendas es para ser ocupadas por personas que buscan vivienda y ¿dónde están
esas personas? ¿Qué estudios avalan que nuestras ciudades, pueblos, etc van a
crecer en población? ¿De dónde van a venir y dónde van a trabajar? ¿En la
construcción?
Algunas veces, escuchamos
declaraciones de que los europeos buscan una nueva residencia en España, por su
climatología, forma de vida, etc. No dudo que en determinadas zonas sean solicitadas viviendas
para este tipo de personas, pero ¿están dispuestos a comprar tanto en playa,
como en montaña, como en el interior, etc.? Al ritmo que se construía parecía
que tenía que ser así.
Otras veces como teníamos muchos
inmigrantes, se decía que haría falta muchas viviendas, pero ¿no hay por todos
los sitios, montones de viviendas que dicen estar deshabitadas? ¿Qué está
pasando con los cascos viejos de las ciudades? ¿Por qué no se centraron las
ayudas y estímulos en mejorar esas zonas? ¿Se permitirá que se hundan y cuando
se llegue a esa situación se dejará que se quede todo en ruinas?
La gente joven dejaba los
estudios y su formación por ir a ganar dinero a otros puestos de trabajo y ¿no
se les encendió a los políticos ninguna luz en que viesen que ese camino no era
el correcto? No soy vidente, ni futurólogo, ni quiero presumir de que lo veía
venir. Sólo diré un razonamiento que al menos para mí me decía que la
construcción tenía que explotar. En el año 1975, compré mi primera vivienda en
la ciudad y me costó 40 mensualidades de lo que entonces cobraba. En 2006, como
decía semanas atrás, una segunda vivienda en la montaña se vendía a 102
mensualidades de lo que cobraba ese año. Lo que valía una en la ciudad, ya ni
lo calculé. Ese simple razonamiento me hacía pensar que no se podía seguir así.
Al mismo tiempo que esto
sucedía, algunas personas, muchas de ellas políticos, dieron sus pelotazos,
fomentaron la corrupción, se llevaron el dinero a los Paraísos Fiscales y al
pobre ciudadano le han dado llanamente por el culo, sin más posibilidad. Junto
a esto, el valor catastral lo suben una barbaridad y cuando tengan estos
inmuebles que cambiar de titularidad por compra o herencia, el nuevo
propietario tendrá que tributar por un valor mucho más alto que el real. Como
decía un programa televisivo antiguo: ¡Vds. son formidables! Para los demás
“ajo
y agua”.
Próximo tema: Continuará con el
tema del déficit.
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