lunes, 27 de enero de 2020

Al Geranio



(Escrito el 30 de julio 2016)
Después de tantos escritos
que hago al cabo del año,
nunca le hice ninguno
a la planta del geranio.
Esta planta agradecida
que mucho, mucho embellece,
tengo miedo no tratarla
como ella se merece.

Hay que tener muchos dones
y amueblada la cabeza,
si tu quieres expresar
su extraordinaria belleza.

Sus coloridos son varios
y no los quiero nombrar,
pues quizá el más bonito
lo podría olvidar,
ni tampoco yo soy quien
que el preferido por mí
imponerlo a los demás.

Adornas muchas ventanas
ventanucos y balcones,
embelleces muchos patios
las paredes y rincones.
Hay sitios que tú concursas
y se establecen los premios,
en otros que yo te veo
te alzas en campeón
de todos, todos los gremios.

Hay sitios que te protegen
de lo crudo del invierno,
otros te dejan morir
pero tanto te han querido
que al llegar la primavera
van presto al invernadero,
y allí te seleccionan
y con todo su cariño
te trasplantan a maceta,
pequeña, grande o caldero.

Por muchos sitios que paso
a ti geranio te veo,
pero dónde más me gustas
¡arriba, en el Pirineo!
Cuando estás en los balcones,
o adherido a las paredes
allí nos muestras a todos
el encanto que tú tienes,
otras veces en la acera
eres centro de miradas
de los que van y que vienen.

Eres rústico, no veas,
tú aguantas sin chistar,
y respondes dignamente
al que te quiere podar.
De cada yema, un brote,
de cada brote una flor,
no importando los que haya
¡cada una cual mejor!

Y tan hermoso tú eres
y tanto te has destacado,
que hasta una mosca en ti
muchas veces se ha fijado.
Por la mosca del geranio,
a esa plaga conocemos
y en cuanto la detectamos
contra ella lucharemos.

Me gustas cuanto te veo,
de uno al otro confín,
en Biescas, en Piedrafita,
en Hoz, El Pueyo y Gavín.
Que el geranio es el rey,
de todas plantas, un hecho,
y sino que lo admiren
allá en el pueblo de Ansó,
de Siresa o de Hecho.

Que nadie se sienta triste
porque no lo haya nombrado,
si en su pueblo hay geranios,
puede igualar a estos
o muy fácil superarlos.

Escribo como un juglar,
y lo que veo lo cuento,
por eso tenía ganas
de escribirte unas líneas,
y una vez que están escritas
me despido al momento.

Próximo tema: Y ahora…llegó Errejón


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