Mentes privilegiadas
A la Copla (De A. Machado)
Un senderista con 60 años,
nos recordaba esto que aprendió de crío.
Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo
ya nadie sabe el autor.
Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.
Procura tú, que tus coplas
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.
Que, al fundir el corazón
en el alma popular,
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad
A la Higuera
Porque es, áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta, hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos,
y naranjos de brotes lustrosos.
En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos, que nunca
de apretados capullos se visten.
Por eso
cada vez que yo paso a su lado
digo, procurando hacer dulce
y alegre mi acento:
es la higuera el más bello
de los árboles en el huerto.
Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡que dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!
Y tal vez a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo, le cuente:
hoy a mí, me dijeron hermosa.
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