sábado, 29 de abril de 2023

Al tabac


(Escrito el 22 julio 2021)

 

Conocí a un trabajador

que a veces esto decía:

si me olvido de la alforja

del camino no volvía,

mas sino lleva tabaco

deja el trabajo enseguida

pues sin fumar no podía.

 

Fumaba de Cuarterón

que era entonces lo que había,

y en el corral en el monte

un Cajillón se escondía.

Era tal la dependencia

que del tabaco tuviera

que a veces se comentaba

si uno no tiene tabaco

las hojas de patatera.

 

Para más alto nivel

y que no era de saldo

fumaban aquel tabaco

al que le llamaban Caldo.

Otros compraban paquetes

que eran todos iguales

eran los que se llamaban

simplemente Ideales.

 

Luego vendrían los Celtas

y los famosos Ducados,

de Celtas había dos

Celtas cortos, Celtas largos.

 

Había tabaco rubio

que se notaba al instante

el más antiguo y barato

pienso que era el Bisonte.

También estaba el Winston,

el Chesterfiel y el Camel,

que al ser más caros y escasos

el que los fuma lo sabe.

 

Y era tal la afición

y el dinero que se ahorra,

que se encargaba tabaco

a los que iban a Andorra.

De allí traían los Roslis

lo que comprabas primero

también las Farias y Puros

y al que llamaban Perrero.

 

Yo no he sido fumador

y poco sé del asunto,

pero veo que el que es

el tabaco siempre a punto.

Fumé a veces algún Rosli

y como mucho una Faria,

pero si eso fumaba

después ya no trabajaba.

 

Dicen que es malo el tabaco

que produce enfermedades,

el estanco siempre abierto

nunca lo he visto cerrado

ni cuando llega el verano

ni al llegar las Navidades.

 

Próximo tema: El Poder Judicial

 

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