lunes, 24 de septiembre de 2018

A Ivan Redondo


(Escrito el 21 de junio 2018)
                                               Aunque yo no te conozco,
por el nombre sé quién eres,
lo primero que te digo:
te querrían para yerno
montón, montón de mujeres.

Con todo el mayor respeto,
te empezaré a tutear
mi hijo pequeño, es mayor,
de los otros ya ni hablar.

Cuando oí hablar de ti
a pesar de ser  muy joven
estás hecho un gran experto,
pues asesorando a otros
los llevaste a su puesto.

Según lo que oigo y  leo,
en uno de tus trabajos
el pueblo te pateaste,
estuviste en los bares
escuchaste a mucha gente,
junto al olfato que tienes
de esa forma aconsejaste.

Me parece extraordinario
tu forma de proceder,
pero si esto es así
a ese que asesoras
¿lo tendría que saber?

Quizá esté trabajando
y  el tajo lo tenga fuera,
pero extraña un poco
que las cosas que le dices
ni siquiera las supiera.

Te pasaste a otro terreno
y el triunfo aseguraste,
la verdad que es de admirar
como tú te comportaste.

Visto lo que tú consigues
te pregunto de verdad,
si el que paga sabe poco
es fácil de asesorar,
pero si él, es un lince
¿qué haces pa superar?
el olfato que tú tienes
difícil es de encontrar.

Nos has descubierto un mundo
con tu forma de actuar,
ahora nunca sabremos
si lo que habla es cosa suya
o se lo sopla el de atrás,
por eso nos quedaremos
a ver, oír y callar.

Ahora comprenderemos
otras cosas que ha extrañado
que no salgas en la foto
que le hables en privado,
si nadie a ti te conoce,
su éxito es asegurado.

Te diría muchas cosas
que las tengo que omitir,
te pregunto una sola:
si te queda un rato libre
y no es mucho lo que cobras
¿me asesorarías a mí?

Próximo tema: El Código Penal (01)




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