(Escrito el 21 de junio 2018)
por el nombre sé
quién eres,
lo primero que te
digo:
te querrían para
yerno
montón, montón de
mujeres.
Con todo el mayor
respeto,
te empezaré a
tutear
mi hijo pequeño,
es mayor,
de los otros ya
ni hablar.
Cuando oí hablar
de ti
a pesar de
ser muy joven
estás hecho un
gran experto,
pues asesorando a
otros
los llevaste a su
puesto.
Según lo que oigo
y leo,
en uno de tus
trabajos
el pueblo te
pateaste,
estuviste en los
bares
escuchaste a
mucha gente,
junto al olfato
que tienes
de esa forma
aconsejaste.
Me parece
extraordinario
tu forma de
proceder,
pero si esto es
así
a ese que
asesoras
¿lo tendría que
saber?
Quizá esté
trabajando
y el tajo lo tenga fuera,
pero extraña un
poco
que las cosas que
le dices
ni siquiera las
supiera.
Te pasaste a otro
terreno
y el triunfo
aseguraste,
la verdad que es
de admirar
como tú te
comportaste.
Visto lo que tú
consigues
te pregunto de
verdad,
si el que paga
sabe poco
es fácil de
asesorar,
pero si él, es un
lince
¿qué haces pa
superar?
el olfato que tú
tienes
difícil es de
encontrar.
Nos has
descubierto un mundo
con tu forma de
actuar,
ahora nunca
sabremos
si lo que habla
es cosa suya
o se lo sopla el
de atrás,
por eso nos
quedaremos
a ver, oír y
callar.
Ahora
comprenderemos
otras cosas que
ha extrañado
que no salgas en
la foto
que le hables en
privado,
si nadie a ti te
conoce,
su éxito es
asegurado.
Te diría muchas
cosas
que las tengo que
omitir,
te pregunto una
sola:
si te queda un
rato libre
y no es mucho lo
que cobras
¿me asesorarías a
mí?
Próximo tema: El Código Penal (01)
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