(Escrito el 29 de abril 2018)
Una vez más, Celedonio quiere recordar que no tiene
conocimientos jurídicos, ni administrativos para decir cómo tendría que
redactarse el Código Penal, pero sí tiene la osadía de reflexionar sobre el mismo.
Cuando tanto descontento hay en alguna de las sentencias que se dictan, piensa
que algo habrá que corregir, para que la gente sencilla y llana aunque muchas
veces no esté de acuerdo con la justicia, comprenda y admita otras muchas
decisiones.
El Código Penal, piensa que
tendría que tener dos objetivos:
a)
Que los jueces tengan un guión y conozcan entre qué baremos se pueden mover.
b)
Que el posible infractor de la ley conozca lo que le puede venir encima si
comete la falta. Ese conocimiento ya se ha venido barajando desde hace
muchísimo tiempo, de ahí que un refrán muy antiguo dice que “el
miedo, guarda la viña”. Como los tiempos cambian, también hay que
actualizarlo con frecuencia.
Otra reflexión que quiere
hacer Celedonio y que ya la ha
expuesto en alguna otra semana, es que no comprende, cómo la mayor parte de los
delitos, siendo tan variables, tengan un castigo tan común como es la cárcel, o
lo que es lo mismo la privación de libertad. Si la pena está en función del
delito, lo más lógico es que el castigo estuviese acorde con lo que más le
duele al delincuente, que no siempre es la cárcel.
¿Por qué los delitos tienen que
prescribir? El poder juzgar un
delito debía estar siempre abierto mientras no haya sentencia del mismo. Muchas
veces ¿no se estará echando tierra encima hasta que pueda prescribir? Será la
forma más fácil de no poder llegar al final del mismo.
Otra cosa que siempre le ha
extrañado a Celedonio es que no se
pueda abrir una investigación a quien los medios externos de riqueza o el tren
de vida que lleva, no está acorde con los ingresos que se le suponen. ¿No debía
poder contemplarse eso? Como el dinero de algún sitio saldrá, no estaría por
demás investigarlo aunque no haya ninguna denuncia sobre ese sujeto.
Piensa que el Código Penal,
tendrá muy claro que no es lo mismo el que atraca un Banco, exponiéndose a lo
que le pueda suceder, que el robo a través de una forma no violenta, pensada y
calculada (por ejemplo una estafa). En este segundo caso la pena tendría que
ser mayor, ya que él no se expone a nada.
Sorprende ver en la calle a
delincuentes que han sido condenados a un montón de años de cárcel y han pasado
muy pocos dentro de la misma. Se bonifica entre otras cosas el buen
comportamiento. El buen comportamiento tendría que ser cosa normal y en caso
contrario lo que se tendría que aumentar es la pena.
Dado que con esta pequeña
exposición, prácticamente se ha completado la página de la reflexión, espacio
que se considera normal, la próxima semana se tratarán cosas más concretas.
Próximo tema: Continuación
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