sábado, 28 de agosto de 2010

El Pleno autoconsumo (2) (Continuación)


(Escrito el 22 de mayo 1991)

El zapato escaseaba
lo normal era la albarca,
con tacones o sin ellos
tenían similar marca.
Al regresar por la tarde
pa secarte o descansar,
por alpargatas o botas
las tenías que cambiar.

Por calcetines peduques,
hechos de lana bien recia,
también había triperos
encima la camiseta.

Los pastores con zamarra,
con delanteros, polainas,
con bufanda y tapabocas
y también pasamontañas,
los inviernos eran crudos
y había que defenderse
del frío por las mañanas.

Estas prendas de vestir
se medio hacían en casa,
con lana de las ovejas
o las pieles de las cabras.

Allí se tejía el lino
y se hilaba el cáñamo,
con ellos se hacían sacos
entre tejidos y a mano,
al igual que las sábanas
y también los toballones,
las alforjas y las ternas
las camisas y calzones.

Si pensamos en los piensos
ignorados allí eran,
los corderos se sacaban
a los ricios, las faceras.

Los que tenían la suerte
que su madre buena era,
estaba gordo y lucido
aunque estos raros eran.

Abundaban más los flacos
los reúses, atrasados,
que robaban los bragueros
si eran espabilados.
Otros tenían mas suerte
con dos madres a su lau
eran los que se decía
que los habías doblau.

Las gallinas al corral,
y en la trilla a las eras,
que recogiesen gusanos,
alguna espiga y hierba.

Al conejo lechacinos
y a los machos lo que sea,
la cebada la veían
el día que trabajaban,
y el día que no lo hacían
apajentarlos y fuera.

Próximo tema: “El pleno autoconsumo” (continuación)

jueves, 19 de agosto de 2010

El Pleno autoconsumo (1)

(Escrito el 22 de mayo 1991)

A esta sociedad actual
se le dice de consumo,
yo conocí en mi infancia
la que podría llamarse
de puro autoconsumo.

No existía Corte Inglés
ni Sabeco, ni Vegé,
tan solo estaba la Tienda
la Cantina y el Café;
estos eran los comercios
autorizaus a vender;
aun así, pocos clientes
estos solían tener,
ya que lo que uno compraba
muy poco venía a ser.

Había huevos de casa,
en vez de azúcar, la miel,
las patatas son del huerto
y las judías también;
la verdura por supuesto,
el butano no existía,
para guisar y la estufa
la fogata que se hacía;
incluso no se gastaba
ni papel para encender,
con las brasas y las tiedas
lo podías resolver.

No se seguía el control
de grasa, ni proteína,
ya que todo se suplía
con el tocino que había.

Comías lomo con lardo,
o el lardo con costilla,
las patatas con chincharros
y las migas con morcilla.

Se aprovechaban las patas
de la oveja y el tocino,
las de ternasco y cordero
eran ya bocado fino.
Se hacía abundantes bolas
sin comentarios ni bulla,
los blancos te los comías
a base de buena chulla.

Se aprovechaba la sangre
con otras cosas menudas,
se hacía buena fritada
y era bien buena, sin duda.

Chorizos y longanizas,
a envasar cuantos podías,
el año era muy largo
y la vida muy jodida;
guardarías las espaldas
y traseros o pernil
los tenías que alargar
hasta que el año hace fin.

Todo esto se alternaba
o variaba cual veleta,
con un conejo, una liebre
o algún que otro chordo
que caía en la pileta.
Tampoco se despreciaba
otro tipo más barato,
como era alguna rana
o la cola de un lagarto.

Si así era el comer,
el vestir es similar,
traje de pana y bombachos
según faena o edad;
camisa azul o de cuadros
para que fuesen sufridas,
que al sudar se ponen blancas
o con el polvo amarillas.

Próximo tema: “El pleno autoconsumo” (continuación)

jueves, 12 de agosto de 2010

El culo de la sartén


(Escrito en enero 2010)


Ignoro si hoy día, con la cocina moderna , las tortillas se hacen de otra manera. En la tradicional siempre se usó la sartén.

La tortilla, podía ser de muy distintos tipos: francesa, de escabeche, de ajos tiernos, de patata, etc. pero sí que en todos los casos, cuando le dabas la vuelta, forzosamente veías el culo de la sartén.

Hago esta introducción, porque a nivel político, ya sea municipal, autonómico o nacional, los que mandan, piensan y están convencidos que lo hacen bien, o al menos lo mejor que saben o pueden.

Como contrapartida, los que aspiran a mandar y que se dice están en la oposición, no lo ven así, sino que alardean de saber como hacer las cosas mejor y como no se puede seguir así, diríamos que quieren darle la vuelta a la tortilla.

Me parece de lo más sensato y lo más lógico que así sea, pero si para darle la vuelta a la tortilla es imprescindible verle el culo a la sartén, pienso nos debían de enseñar lo que esconden, saben, piensan o creen saber.

En mi vida profesional me ha tocado muchas veces hablar en público, (siempre de temas técnicos, nunca políticos) y a veces te has encontrado con alguien que te quiere sacar los colores, criticando que eso no es así, que se está haciendo mal, etc. etc. Desde joven no tuve miedo a este tipo de preguntas, ya que me enseñaron, aprendí u observé que al ponerse uno gallito en público la mejor forma de que venga a buenas es preguntarle: ¿y Vd como lo haría? ¿ qué hubiese hecho Vd? Puedo asegurar que la mayor parte de las respuestas fueron similares :¡ah yo que sé! Bueno, pues si Vd no lo sabe, no sea tan osado en criticar.

A medida que se acerquen las fechas electorales, veremos y escucharemos las confrontaciones políticas. Me temo que lo más oído va a ser lo de siempre ¡ y tú más ¡ Razonamientos como siempre habrá pocos.

A mí me gustaría que fuesen más claros. Si dicen que invertirán en este tema, me gustaría saber de dónde lo van a coger. Si hay que incrementar esta partida, de algún sitio la quitarán, pues toda política económica se reduce a saber manejar los dos únicos conceptos que hay y que llamamos: Gastos e Ingresos, Haber y Debe, etc. Para cuadrar siempre se usa el endeudamiento y éste también es bueno conocer.

Para mejorar las campañas electorales, yo propondría un cuestionario a todos los partidos políticos, para que con tranquilidad, contestasen a esas preguntas por escrito y en un sobre lacrado se guardasen sus repuestas hasta la llegada de los días de campaña. A través de los medios de comunicación ( prensa, radio, televisión, etc), para una pregunta se irían dando a conocer las respuestas de los distintos participantes en la contienda electoral que estarían guardadas en el sobre lacrado.

De esta forma se verían obligados a contestar a los verdaderos problemas o puntos de interés de los ciudadanos y no soportar los mitines, tertulias, etc a los que seremos sometidos, para no poder conocer como enfocarían las soluciones los distintos partidos a los temas propuestos.

No sé ni lo que digo, puede que exponga alguno que lea esto. Sólo sé, que si a la sartén no le ves el culo, de la calidad de la tortilla, el comensal dudará.

Proximo tema: “El pleno autoconsumo”

viernes, 6 de agosto de 2010

Lo que las bestias sabían.

(Escrito el 4 octubre 1999)


Cuántas veces hemos dicho
sin pararnos a pensar,
que fulano o zutano
¡ es terco como una mula !
como dando a entender
que de los mulos no esperas
cosa positiva alguna;
y al mencionar esta especie
incluiríamos a otras
como el burro y la yegua,
que aun resultando más fina,
al fin y al cabo animales
con distinciones ninguna.

Sin embargo yo te digo
y otros también te dirían
que los mulos y las mulas,
que los caballos y yeguas,
muchas cosas bien sabían;
y así estando de pie
con palmada y decir: “pasa”
hacia un lado se movían,
si les dabas en la izquierda
a la derecha se corrían,
y si dabas en la derecha
hacia la izquierda irían.

En estos tiempos modernos
tenemos intermitentes,
mas si había dos caminos
los animales sabían
que ellos eran diferentes,
y por eso allí el hombre
debía estar presente.

Sin que hubiese ningún muro
ni parapeto, ni valla,
si tú querías que fuese
el animal a la derecha
tú le gritabas “pasalla”;
sin embargo si querías
que hacia la izquierda él fuese,
le decías simplemente
aquello de: “mao güesque”.

Si en la calle al marchar
él se para cuando sale,
si tú quieres que camine
tan sólo le dices: “arre”,
y hasta que no escuche: “so”
es fácil que no se pare.

Cuando los ibas a herrar
sobre todo de adelante,
si le dabas con el pie
al tiempo que dices “alza”
la mano que te levanta,
para que sin más avisos
le pongas la nueva calza.

Y cuando ibas sembrando
la semilla bien se envuelve,
pues siempre los animales
cuando llegan al final,
obedecían al: “güelve”.

Si sobre el lomo, el grano,
lo llevan en las talegas,
y en alguna cuesta abajo
el peso podría irse
por encima las orejas,
encogerá bien el cuello
y allí se queda parado
hasta que a arreglarlo llegas.

Cuando torcía la carga
o cuando estabas cargando,
y el peso se iba a un lado,
el desequilibrio aguantaba,
hasta que sea igualado.

Cuando iban en el carro
formando una “reata”,
a la voz del carretero
se preparan, mas no marchan,
y a la siguiente señal
a la vez todos arrancan.

Cuando estabas en la trilla
aburrido siempre era,
¡ todo el día dando vueltas !,
y a pesar de todo ello,
muy pocas veces al día
se iban a la portera.

Si cuando salen de casa
a ellos no dices nada,
se irán por el camino
que más a menudo andan,
y al llegar ellos al campo
allí mismo que se paran.

Cuando ibas a otro pueblo
y no sabías la casa,
el animal te llevaba
a la misma dirección
en que tu familia estaba.

¿Te parece esto poco?
aunque el animal no hablaba,
sabía bien defenderse
en su vida cotidiana;
sin embargo, hay muchos hombres
que les debes repetir,
lo que han de hacer cada día:
por la tarde y la mañana.

Próximo tema: “El culo de la sartén”