domingo, 1 de mayo de 2011

Algunas reflexiones sobre los Sindicatos

(Escrito en julio de 2009)

La prensa del día 21 de junio de 2009, mencionaba que el Gobierno Autonómico de Aragón, con un total de unos 43.000 empleados tenía 200 personas liberadas, dedicadas al tema sindical. Un simple cálculo nos dice que corresponde 1 por cada 215 trabajadores.

El Ayuntamiento de Zaragoza, con unos 5.000 trabajadores, tenía 41 liberados, es de decir, 1 por cada 122 trabajadores.

En la General Motors, con 7.600 empleados eran 5 los liberados, además del Presidente y del Secretario del Comité de Empresa. Por cada 1.086 trabajadores hay un liberado.

En todos los casos, las personas liberadas cobran todos sus emolumentos.

Partiendo de la base que los Sindicatos son necesarios y habiendo sido siempre trabajador por cuenta ajena, a lo largo de mi vida laboral han dejado mucho que desear. Nadie pone en duda los logros conseguidos en el pasado. Lo que se juzga ahora es el comportamiento actual.

Creo que aunque el Sindicato tiene como misión la defensa del trabajador, también debe pensar en la relación entre trabajador y empresa, vivir los problemas de la empresa y no crear mal estar entre los trabajadores. Los liberados tendrían que dar ejemplo en todos los aspectos ante el resto de trabajadores.

Posiblemente el problema arranque desde el momento de las elecciones. Al no presentarse como candidatos las personas mas adecuadas los que se designan como liberados muchas veces no son un buen ejemplo, por lo que en sus actuaciones tendrían que afinar.

Si los Sindicatos tienen que defender los derechos de los trabajadores, también tienen que estar atentos a que estos cumplan sus obligaciones. Si se ha conseguido que para el descanso de media mañana se tenga 20 minutos, los Sindicatos no deben tolerar que para muchos ese tiempo se convierta en una hora. Tampoco estaría por demás exigir que el trabajador llegue al trabajo desayunado y no que muchos, tras fichar, su primera visita en muchas Administraciones sea el bar.

Por el afán de crear clasificaciones dentro del trabajo, muchas veces llegan a crearse puestos tan específicos que no tienen ningún sentido. De ahí, que el caso de que “uno pica y cuatro miran” no es tan excepcional. Otras veces hay trabajadores a jornada completa y su función no es necesaria más que unas pocas horas. Estos casos no son buenos ejemplos para el que está currando duro.

Como he expuesto en este mismo Blog, los que tienen el vicio de las bajas, los enlaces sindicales, no sólo los conocen, sino que consideran que están en su derecho y el apoyo es total.

Se promueve manifestaciones por muchos temas, pero nadie dice nada por la asignación de los puestos a dedo, por las comisiones de servicio, etc. que si bien a veces podrían estar permitidas, la mayor parte de las veces es una forma de incrementar el amiguismo.

Se atribuye a Gila el chiste de: Tengo un hermano en el Ayuntamiento y otro que tampoco trabaja. O el tan extendido entre la Administración: Funcionario cumple horario que el trabajo es secundario.

Parte de culpa de llegar a estas valoraciones del empleado público, pienso que la tienen los Sindicatos.

Próximo tema: “Lo que ha cambiado ser crío”

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