domingo, 19 de junio de 2011

¡ A Vd. señor Felipe !

(Escrito el 10 de mayo de 2011)


Le dirijo estas palabras
con toda mi seriedad,
a Vd. le dejo nos diga
si lo que dicen y escriben
es mentira o es verdad.

De un tiempo a esta parte
son bastantes, no son pocos,
los que dicen y aseguran
que se está haciendo una casa
en el reino de Marruecos.

Hasta aquí todo normal
que una persona cualquiera
una casa quiera hacer,
mas pienso que Vd. es otro
y eso no debía ser.

Una parte de la historia
sin duda la escribió Vd.
la historia de esta España
¡ quién la ha visto y quien la ve!

Los viejos lo recordamos
como un chico a su moceta,
en las primeras campañas
cuando bajaba del tren
portando aquella maleta.

Reflejaba al emigrante
que ya vuelve y se acerca,
quiere llegar a su pueblo
donde le hablaron del cambio
sin temor a la escopeta.

Confiaban en Vd.
veían persona sana,
con el pelo algo largo
y la chaqueta de pana,
que hasta entonces no era lujo
era un tejido frecuente
que se ponía la gente
por la tarde y la mañana.

Ganaría elecciones
y trajo una ilusión
la gente quería cambios
y Vd. los consiguió,
hasta que un día las urnas
su relevo decidió.

Han pasado muchos años
y dinero Vd. ganó
pero si con esos cuartos
esa casa quiere hacerse
le digo sinceramente
¡no estoy de acuerdo! ¡NO! y ¡NO!
y si persigue en hacerla
sólo le quiero decir
que Vd. nos engañó.

Vd. con su socialismo
a la gente se acercó,
por creer lo que decía
el pueblo bien le apoyó.
Decía ser uno mas
entre todos sus votantes
no quería que le viesen
inaccesible, distante.

Quería un pueblo honrado,
y que trabajase duro
para levantar a España,
para romper ese muro,
que separaba a los ricos
del pueblo sencillo y puro.

No quería que llegase,
que hubiese un cataclismo,
como a veces pronostica
el puro capitalismo,
hasta creó una corriente
que bien podría llamarse
la línea del felipismo.

Criticó por todos lados,
por todas partes y lares,
que no tenían conciencia
aquellos que practicaban
la fuga de capitales.

Si todo el dinero es suyo
puede hacer lo que Vd. quiera,
mas según dónde lo invierta
no piense que los demás
lo que Vd. dice le crean.

Pensará que Vd. bien tuvo
dos cojones y bien puestos,
pero yo debo decirle
que el hombre sano y honrado
en su pueblo, en su tierra,
allí paga sus impuestos.



Próximo tema: El ejemplo que nos dan

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