miércoles, 11 de septiembre de 2013

Ramalazos a la PAC (02) Continuación



(Escrito el 31 de julio de 2013)

En esta época de crisis en la que nos encontramos, con lo susceptibles que nos hemos vuelto y la valentía de criticar las cosas que no se hacen bien, pienso que en la próxima reforma de la PAC se deberían tener en cuenta alguna de las cosas que habría que mejorar.

Hubo un tiempo en que la regulación de los precios de algunos productos agrícolas, permitía al sector ganadero mantener la actividad sin excesivos sobresaltos, ya que se ponía en circulación el producto que estaba almacenado, cuando el precio de éste se desorbitaba. Con la desaparición de estos sistemas de regulación, el ganadero tiene que soportar los vaivenes del mercado, mercado que lo manejan simples especuladores y que no siempre se puede aguantar.

Si las ayudas por hectárea, no parece que es lo más justo, la ayuda por cabeza de ganado tampoco. Hay muchas zonas de montaña y somontano que los rebaños de lanar son pequeños, muchas veces el tamaño de las parcelas donde pastan es un factor limitante. Si se quiere que en esas zonas no desaparezcan, la ayuda por cabeza debería ser mayor.

Según las ayudas percibidas por cada explotación, se llegó a adquirir unos derechos históricos y esa cuantía se percibía sembrase lo que sembrase. No me parece sea una medida lógica cuando a otros sectores se les exige rentabilidad y competitividad. El agricultor debe ser profesional y buscar la mayor rentabilidad posible a su explotación. De no ser así, ante la sociedad será “un caza primas”.

No nos escudemos en decir que “esto lo decide Bruselas”. Cada país debe defender lo que él considera justo y si a cada nación se le asigna una cantidad ella tendrá que poner las normas que crea más justas en su distribución.

No es lo mismo agricultor a título principal, que agricultor que se hace lo suyo y además hace otra cosa, que los grandes terratenientes, que los que tienen su explotación como recreo o los que buscan convertir el suelo rústico en urbano o industrial.

No es lógico, que el derecho a cobrar las ayudas, no vaya unido al que cultiva la tierra . Actualmente y perdón si no es así, cuando termina un contrato de arrendamiento, el perceptor de la ayuda es el que la cultivaba antes y el propietario aunque la quiera llevar él se encuentra que no tiene ayuda. Si la vende es una tierra sin derechos.

Pienso que la sociedad ha tenido siempre un profundo respeto a los agricultores, reconoció su vida sacrificada y la sensatez en sus reclamaciones. Si por mala orientación de la legislación se mantiene la percepción de ayudas de una forma que no es justa, pasará a engrosar la lista de los defraudadores y corruptos y eso será mentirá, ya que él nunca se salió de lo que le decía la ley. Le cargarán el San Benito de caza primas y lo pagarán justos por pecadores.

Aunque no soy experto en el tema como dije al principio, podría seguir comentando muchas de las irregularidades habidas, pero con estos simples ramalazos me doy por satisfecho. Esas grandes mentes pensantes, tendrán que recapacitar sobre lo hecho en épocas pasadas y tendrán que demostrar que lo que aprueben para el futuro es más racional que lo anterior.

Próximo tema: ¿Por qué no hay un careo?

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