(Escrito el 23 de enero 2017)
Cuando uno ya tiene muchos años,
es conocedor de más cosas. Al no trabajar tiene más tiempo para pensar y ve lo
que antes no se le había ocurrido. En los viajes del IMSERSO, visitas
Catedrales, Iglesias, Palacios, etc. y mientras el guía va explicando tu
cerebro también se pone en funcionamiento.
Si recuerdas las necesidades que
la sociedad tenía cuando eras un crío, por allá en los años 40 del siglo
pasado, ¿cómo serían las necesidades de la época en que se hicieron aquellas
obras? Enseguida te viene al pensamiento
que entonces la mayor parte de la gente no tendría nada de nada. Carecería de
todo.
Sin embargo, te están explicando
que te fijes en la majestuosidad de aquel palacio que los Reyes de entonces
construyeron para ir de veraneo. Que contemplemos los inmensos salones, los
grandes tapices, etc. y tu cerebro no tiene por menos que pensar ¿y todo esto
se hizo para venir a veranear? ¿No se podían conformar con menos? ¿Qué utilidad
le daban el resto del año? La gente de entonces aceptamos que no fuese a
veranear, ¿pero acaso no tenía otras necesidades? Pensando bien hasta te puedes
imaginar, que daría trabajo a los distintos gremios y la gente tendría trabajo
y hasta puede que le pagaran por ello, pero aun con eso tu cerebro se va a
otras situaciones.
En el pueblo donde nació Celedonio, que como suele decirse es
como un puño, hay una Iglesia grande y en su entorno y término municipal 3
ermitas. Enseguida piensas. ¿No les podían haber hecho al mismo tiempo un
lavadero para las mujeres? Hasta los años casi 60 que pusieron el agua
corriente en el pueblo, conocí que tenían que ir a lavar al río y soportar
todas sus inclemencias. ¿Dónde lavarían en los tiempos que se hicieron la
iglesia y las ermitas? ¿No se les ocurrió pensar que también era necesario
mejorar esa actividad? Observas que mucho antes de las iglesias, los romanos ya
tenían sus termas, dónde algunos se bañaban. Por poder hacerse se podían hacer
muchas cosas y no las hicieron.
Todas estas obras, supongo que
no se hicieron solamente en épocas de esplendor, pues los años con necesidad,
siempre serían más que los que sobraba y si era así, bueno hubiese sido también
repartir la inversión. ¿Quién hacía y aprobaba estos presupuestos? Como no se
había inventado lo de la oposición, el dinero se gastaba en lo que el
mandatario decidía.
Cuando miras las iglesias y
catedrales por dentro piensas. Si es verdad que Jesús nació en Belén en un
humilde pesebre, que eligió como apóstoles gente sencilla, que apoyaba a los
pobres y humildes, que murió en una cruz de madera, etc. etc. ¿acaso hacía
falta semejantes inversiones para poder ir a orar y escuchar la palabra divina?
¿Quién fue el que planteó que para escuchar la palabra de Dios, hacía falta
semejantes inversiones?
Como alguna vez he dicho, del
presupuesto de estas grandes obras, bien se podría haber desviado una parte a
levantar una escuela junto a cada iglesia o una universidad, junto a cada
catedral. Nadie lo hubiese criticado. Enseñar al que no sabe también estaba
bien.
No pueden acometer ciertas obras
los Gobiernos porque dicen que no hay fondos. Nunca los hubo para algunas
cosas. Se los gastaron en otras muy suntuosas. Despilfarraron. Siempre lo
mismo. No sé cuánto me queda para poder seguir pensando y escribiendo. El tema
sería inagotable.
Próximo tema: Ocho días de Crucero
No hay comentarios:
Publicar un comentario