domingo, 25 de diciembre de 2011

Los Infiltrados

(Escrito el 3 de octubre de 2011)

En las películas y en las novelas hemos seguido a las personas que se infiltraban en una sociedad, equipo de trabajo, etc. para poder observar y escuchar todo lo que estaba a su alcance e informar después a sus órganos superiores. A estos también les hemos venido llamando “espías”. Durante el franquismo, conocimos también a personas que hacían de enlace con los representantes de los entonces partidos clandestinos.

Con la llegada de la democracia, pensaba que el papel de estos infiltrados, espías o enlaces, seguiría igual, aunque con otros fines. En las Autonomías, los Partidos de la Oposición con posibilidades de llegar algún día al poder, tendrían que tener algo así como un Gobierno en la sombra, que haría un seguimiento exhausto de todo lo que hace el Partido que gobierna, conocer todos sus fallos, para que si la oposición llega al poder intentar mejorarlos.

Puesto que no hay un consenso entre los Partidos para hacer un organigrama conjunto que fuese lo más permanente, sencillo y eficaz posible, estos infiltrados tendrían que observar los fallos que tienen los que están mandando y trasmitirlos a sus superiores para que los conozcan y analicen. Llegado el relevo a través de las urnas, se tendría que hacer éste en poco tiempo, pues ya conocían la eficacia de los que les toca salir.

Sin embargo la cosa no viene siendo así y después de muchas elecciones, muchos cambios de gobierno y de colores, te vas dando cuenta que el que entra a mandar, la única obsesión que tiene es en cambiar lo que había, sin pensar si con esos cambios van a contribuir a la mejora.

Cuando llegan las elecciones, entre los funcionarios se hacen quinielas para ver cómo será la próxima reforma. El más experimentado y menos apasionado siempre suele tranquilizar al resto con aquello de “ pensar que podemos ir a peor” y por lo general acierta.

Como al Jefe no se le puede contradecir, por aquello de que “el que se mueve no sale en la foto”, las reformas se hacen como él piensa, pero no siempre acierta. Las personas próximas a él, no van a ser las que le insinúen que está equivocado como está enfocando la reforma, sino que al decir siempre “guana”, que con la nueva reforma acierte, es pura chiripa.

Los auténticos cambios deberían de salir tras escuchar las informaciones que esos “infiltrados, enlaces, espías”, o como queramos llamarlos, agudizando el oído y observando todo lo que pasa a lo largo de esa legislatura son capaces de poner en conocimiento de la superioridad.

Esto que parece una cosa clara y básica, no es así y cuando llegan algunos nuevos nombramientos, la gente se escandaliza y comenta: ¿pero a ese nos han metido? Si lo hubiesen hecho a sorteo, seguro que hubiese tenido mejor resultado, pues mejor que ese cualquiera.

Y junto con esto se hacen nuevas reformas, que no servirán para prestar un mejor servicio al ciudadano, pues ya estuvieron ensayadas en su día.

La democracia, en lugar de tener en cuenta el sentir del pueblo o de las bases, sentimientos que debía conocer el de arriba a través de esos enlaces, infiltrados o espías, prefiere aplicar el de : “yo soy el amo de la burra y en la burra mando yo”. Y tú militante, simpatizante o votante del partido que ha ganado las elecciones, te guste o no te guste los que nombran o las reformas que hagan, a callar, sobre todo si eres de los que piensas en medrar, subir, o trepar.

Y después de tantos años, tantas elecciones, tantos Gobiernos y tantas reformas ¡así nos va! Si conoces lo anterior, compáralo con lo actual y prepárate para el futuro.

Próximo tema: El engaño político

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