sábado, 22 de septiembre de 2012

Animales domésticos ( continuación)


(Escrito el 3 febrero 2012)

Sería hacia el año 1955, cuando conocí el primer perro, que recibía unos cuidados totalmente distintos. Ignoro la raza, pero era grande, negro, con pelo rizado y brillante. Al perro lo peinaban, le cortaban el pelo, lo bañaban y lo que más me sorprendió es que decían que no le gustaba el pan. En vez de pan comía galletas, además de los menús propios que tendría. Vivía en Zaragoza. Ante esa situación, había que dar por descontado que la vida de algunos perros, ya no se podía comparar a la vida arrastrada de muchas personas.

Desde entonces, ya he podido ir viendo el trato que reciben algunos gatos y perros, hasta llegar a nuestros días.

Los perros del ganado, se suelen quedar en la paridera dónde el ganadero les lleva la comida. Es más variada y rica que la de antes.

En muchos pueblos, los perros de caza están en un recinto común, dónde alguien se encarga de cuidarlos a lo largo de la semana. Al pasar cerca escuchas la jauría. Los perros vagabundos son muy escasos. Los servicios municipales los recogen y los llevan a las perreras.

Tras este recorrido por el mundo rural, querría reflexionar sobre estos animales en la ciudad. Aunque supongo que será fácil encontrar un censo, no he tratado de averiguarlo. Que hay muchos sí que es verdad. Es frecuente ver “los consultorios y clínicas veterinarias” que hay, las estanterías de alimentos para animales en los supermercados, los distintos útiles destinados a ellos, etc. El dinero que se mueve a través de ellos pienso que es considerable.

Supongo que habrá estudios que indican las ventajas que reportan estos animales, dentro del seno familiar dónde conviven, y no lo voy a poner en duda pero mi reflexión iría a contestar a la pregunta: ¿no nos estaremos pasando?

Muchos niños o no tan niños se encaprichan del “perrico” y piden a sus padres que se lo compren, así podrán jugar con él. Los padres, por no contrariarle, pues eso le podría llevar a deprimirse, acceden a ello y ya tienen capricho para mientras viva. Pero ¿quién lo cuida? Como es natural, los gastos de alimentación, veterinario, etc correrán a cargo de los padres, ¿y su cuidado?

El niño o no tan niño, no puede sacar el perro a la calle, así que los padres antes e ir a trabajar y después de venir, coge al perro y sácalo a que haga sus necesidades. La cosa se complica más a la hora de salir o viajar. Cierto es que para los animales pequeños, he visto unas jaulas que hasta pueden pasar inadvertidas más o menos, pero con los mayores ¿qué haces?

Si vas de hotel, hay muchos que no admiten animales y si vas de apartamento tampoco les sabe muy bueno a muchos dueños. Muchos no pueden entrar a determinados establecimientos por no está permitida su entrada.

He visto cuando iba a trabajar, a una señora con “dos perrazos” por la calle, esperando hiciesen sus necesidades y pensé que cualquier día la tiraban al suelo.

Los perros y gatos han conseguido privilegios que las personas están lejos de alcanzarlos. Está mal visto que tú pongas los pies encima de una silla, pero a ellos se les permite estar tumbados encima del sofá o de la cama.

 No es de recibo que en los pantalones o vestido lleves una mota de polvo, pero que los pelos de los animales domésticos estén por doquier eso nunca es criticado. Criticamos y nos quejamos de los servicios de limpieza municipales, cuando hay papeles por el suelo o la acera no está tan limpia como nos gustaría, pero tenemos que admitir y soportar todas las heces de nuestros perros sin ninguna manifestación en contra. Hay algunos que las heces las recogen en la bolsa, pero ¿qué se hace con los orines? ¿Acaso no huelen?

La verdad es que podría hablar mucho de este tema, pero me parece que en la situación en que estamos, con las necesidades que vemos y las reivindicaciones que hacemos habría que preguntarnos, si ¿no nos estaremos pasando en este tema? Me gustan los animales y sobre todo los que además de la compañía, tienen alguna otra utilidad, pero yo que vivo en un piso, de momento, no tengo ni perro, ni gato.

Próximo tema: La importancia de un carnet







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