lunes, 8 de septiembre de 2014

Sigue los senderos



(Escrito el 15 de mayo de 2014)
Al leer un precepto pitagórico que dice: “Abandona los grandes caminos, sigue los senderos” me pongo a pensar si muchas veces, nuestros políticos, que tan distanciados están de la sociedad, se van por los grandes caminos cuando deberían seguir los senderos.

A los electores y/o al pueblo llano, no nos va ni las grandes declaraciones que muchas veces hacen, ni las grandes promesas que resultan dudosamente creíbles. Deseamos ver otros comportamientos más próximos y sencillos. Aunque sea reincidente, pues en algunas semanas anteriores ya habré expuesto algunos de los siguientes puntos, yo al menos, una de las cosas que más aprecio es la ejemplaridad.

Ejemplar para mí fue a finales de los años 60 el Obispo de Huesca, que renunció a vivir en el Palacio Arzobispal. Vivía con su madre en un modesto piso, de una sencilla casa, conducía su utilitario, lo ví en más de una ocasión en alguna localidad cercana dónde había ido a decir misa, por estar el sacerdote fuera y en los actos oficiales, en cuya tribuna consideraba que no debía estar, estaba presente en la calle como un vecino más. No hablo de su labor pastoral desarrollada.

Ejemplar sería para mí el político, que no tuviese prejuicios a viajar en clase  turista, que no fuese siempre a restaurantes seleccionados previamente, que renunciase a estar aforado y que fuese juzgado como un ciudadano más, que si no se siente a gusto con el partido deje su puesto y no se haga tránsfuga con la impunidad actual y  que le quede la jubilación correspondiente al tiempo que ha estado cotizando y  no se les conceda los privilegios actuales.

Ejemplar sería para mí, que el político fuese honrado, que es lo mínimo que se le puede exigir y que desde su puesto, colaborase en el esclarecimiento y la persecución del corrupto, al mismo tiempo que solicita la anulación de la prescripción de delitos, ya que un delito mientras no se juzgue y se cumpla la condena, nunca debe prescribir. Imprescindible que el chorizo devuelva todo lo que se llevó.

Ejemplar sería que hagan los debates sin hablar mal del otro, sino de los objetivos que su partido tiene. Que el nombramiento en un cargo esté acorde con su formación. No se comprende que uno que tiene que relacionarse por el mundo no sepa al menos dos idiomas, además del suyo. Resulta vergonzoso que para cualquier puesto de trabajo te exijan una experiencia o formación y para ocupar un alto cargo político nada. Los cargos no se deben de dar, se tienen que ganar.

Ejemplar sería no intentar vivir de la política siempre. Que se vaya a su casa o a su puesto de trabajo anterior al terminar el mandato. Que los sueldos sean múltiplo del salario mínimo y que se conozca ese coeficiente. Que no coman por 3,50 € en las Cortes, cuando los alumnos de los Colegios pagan mucho más. Que los que defienden la enseñanza pública, lleven a ella a sus hijos.

Ejemplar, es fácil de ser, basta que no pretendas prosperar, enriquecerte y vivir  jodiendo a los demás. Por ello, de acuerdo con el precepto pitagórico del principio:

Si los políticos no saben andar por los senderos, por dónde la mayoría vamos,  y se empeñan en ir por grandes caminos, nunca, nunca nos encontraremos.

Próximo tema: Cortar y pegar

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