domingo, 15 de noviembre de 2015

Estudiantes barrenderos



(Escrito el 4 de octubre de 2015)
Hace unos pocos días, la Alcaldesa de Madrid, apareció en los Medios de Comunicación, por sus reflexiones, sobre si los estudiantes universitarios, podrían llegar a participar en los trabajos de limpieza de la Capital. Ella cuando era joven también se acercó al mundo del trabajo con resultados positivos. Como puede imaginarse uno, los comentarios han sido para todos los gustos. Celedonio también quiere reflexionar sobre el tema.

Desde luego, el acercarse uno al mundo del trabajo, siempre creo que es positivo, ya que de esta forma, se conoce de modo real, lo que hacen otras personas con las que posiblemente llegues a convivir. En los pueblos, y cuanto más pequeño es más frecuente, las mujeres siempre barrieron la calle. Antes de la mecanización, el momento de iniciarse esta actividad, era cuando terminaban de salir las caballerías de casa, pues para el que no lo sepa, en muchos pueblos caballerías y personas tenían la misma puerta de entrada. De la calle se accedía al patio y de allí unas iban a la cuadra y otras escaleras arriba a la vivienda.

En el mundo rural, había muchos trabajos que se hacían a vecinal, es decir que participaban todos los vecinos. Con esto le quiero decir a Dª Carmena, que muchos estuvimos siempre conviviendo con el trabajo al que hace mención. Mas, en aquellas épocas la eliminación de las basuras no era ningún problema, pues no había basuras. Lo de barrer se incorporaba al corral, que se convertía en estiércol, los huesos y algunas sobras se lo comían los perros y el resto iba a parar al caldero de los cerdos, ya que todas las noches se cocía, para dárselo al día siguiente. ¡Qué diferente es ahora!

Las fotos que le remitieron desde la Universidad, debieron de impresionarle y es entonces cuando le impactó. Los universitarios no son más creadores de basura que otros colectivos, ni tampoco hacen nada por recogerla. Basta ver la basura que hay al pie o próximo a los contenedores de la calle, cuando estos no están llenos.

En 2007, tuve ocasión de visitar Oslo y entre otras cosas vimos el Parque Frogner. Llama la atención, su extensión, sus esculturas, su  cubierta vegetal verde y su limpieza. Los días que salen buenos la gente acude allí y hacen sus barbacoas. Ni el más mínimo rastro de basura hay al terminar el día. ¿Le sancionan al que ensucia? NO. Simplemente son educados y consecuentes. También nos explicaba el guía, que los chicos en la Escuelas hay uno o varios días al año que con bolsa de plástico en mano, recogen toda la suciedad que hay por el suelo en el entorno de su Escuela. Eso es educar.

Cuando Celedonio iba a la Escuela, recuerda que había unas Normas de Urbanidad escritas y que se estudiaban. ¿Han contemplado estas normas las distintas reformas educativas que ha habido? ¿De todos estos comportamientos se estudia algo en las Escuelas donde el alumno absorbe todo lo que le explican? En la actualidad, parece que la importancia o magnitud de una fiesta se mide con la basura que dejamos al final de la misma.

Señora Carmena, me gusta que se haya hecho estas reflexiones, pero le agradecería que una copia de sus inquietudes sean cursadas a los distintos Departamentos de Educación, para ver si dentro de 30 años, vamos imitando a algo que vi y se me grabó en ese viaje cuando visité Oslo.

Próximo tema: Turrones que amargarán


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