lunes, 23 de enero de 2017

Por un perro que maté....



(Escrito el 6 de noviembre 2016)
Pocas veces se ha visto en los Medios de Comunicación (prensa, radio y televisión), entrevistas, tertulias y opiniones tan activas como las que estos últimos días, hemos podido leer, escuchar o ver con el tema del “pisito madrileño del joven Espinar”. Si con este calor se defendiesen otras cuestiones ¡otro pelo nos luciría!

A Celedonio, al escuchar algunos de estos debates y querer reflexionar sobre él, le ha venido a la cabeza este refrán tan antiguo: Por un perro que maté…me llamaron mataperros.

Si muchas leyes siempre fueron difíciles de entender, ahora  lo son mucho más, ya que no sabes si la Ley general que conociste, ha sido modificada por las competencias de la Autonomía correspondiente, por lo que opinar a favor o en contra del caso resulta difícil y no voy a entrar en ese juego.

Una cosa sí que para mí está clara, coincida o no con la ley. La vivienda social, se ofrece a personas que con sus ingresos, les resulta difícil acceder al mercado libre. El precio de la misma siempre es menor, por estar ubicada en un suelo público o contar con una ayuda especial. El que la solicita, también tendrá que presentar un medio de financiación, ya que la vivienda no te la regalan, sino que el precio que le ponen se debe pagar por el adjudicatario. Si no hay ingresos, no puede haber vivienda en propiedad. Como la demanda puede superar a la oferta, en muchos casos se acude al sorteo y así puedes escuchar: he tenido suerte, me ha tocado. También debe haber otras formas de adjudicación: cuando el promotor presenta la documentación de los solicitantes y estos cumplen los requisitos.

Creo entender, que al menos antes, esa vivienda no se podía vender hasta los 10 años de su adjudicación. Para Celedonio, eso siempre ha sido inadmisible. Dado que siempre hay personas con necesidad de vivienda, si la quieres dejar para irte a vivir a otra zona u otras circunstancias, la debías de devolver y que te abonen lo que has entregado más las mejoras que has podido hacer y sus intereses. Con una vivienda acogida, no se debe hacer especulación. Esa vivienda podría pasar de padres a hijos.

 Del lío montado se han beneficiado todos. Los periodistas han tenido tema sin tener que pensar en más. La prensa ha tenido espacio escrito seguro y la radio y televisión han cubierto su audiencia. Mientras tanto el interesado se quedó con el pelotazo.

¿Por qué no critican con esa fuerza las zonas oscuras de la ley y se intenta arreglar? Una ley como esa debería estar muy clara, para que nadie especulase con algo que en cierto modo todos tenemos parte. Me temo que todo seguirá igual y muchos de los adjudicatarios se volverán a aprovechar de la circunstancia.

Por un perro que mató… no se debe llamar mataperros, pero tampoco  optar a defensor de los animales. Estamos acostumbrados a escuchar: ¡consejos vendo y para mí no tengo!  Todo lo que sucede, es repetición de otras cosas que ya sucedieron. Puros, inmaculados y sin pecado, yo diría que no hay ninguno. Todos cometimos pecados, aunque fuesen de los llamados veniales. A Celedonio al menos, le gusta juzgar a las personas más por sus actuaciones, que por sus declaraciones. Supongo que a otros también. Es el momento de hechos y no de escuchar palabrerías en los Medios de Comunicación, mitines, etc

Próximo tema: El reparto de sillones

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