domingo, 28 de abril de 2019

Pueblos sin basura


                                              (Escrito el 5 de octubre 2015)


Cuando era yo un crío
no nos creaba problemas
la basura que existía,
no había cubos por tanto
ni nadie la recogía.

La suciedad de la calle
que al barrerla allí salía,
a la cuadra o al corral
toda ella marcharía;
la del patio y los suelos
al mismo destino iría,
mezclada con el pajuzo
estiércol terminaría,
en esos tiempos que hablo
el plástico no existía.

Los papeles que te daban
en tienda y carnicería,
para encender el fuego
a eso destinarías,
ya que tú al levantarte,
es lo primero que hacías.

Los huesos de las comidas
y si algún resto sobraba,
los perros que había en casa
buena cuenta de ello daban.

Peladuras de patatas
y las hojas de ensalada,
desperdicios de verduras
y otras cosas que dejabas,
al caldero los tocinos
allí todo se arrojaba,
por la noche tras la cena
a cocer la calderada.

El vino y las gaseosas
que en la tienda tú comprabas,
les devolvías los cascos
y el precio te descontaban.

Cuando vemos hoy en día
lo que se tira y que sobra,
los basureros tan llenos
y mucha gente tan gorda,
pensamos: ¿era posible lo de antes?
entonces nada sobraba
pues la misma sociedad
todo ella reciclaba.

Y ante esta abundancia
que parece no se acaba,
me entristezco enormemente
cuando veo gente andando,
con una bolsa y un palo
que abren contenedores
y los ves, van rebuscando.

Próximo tema: ¿Estaremos preparados?

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