sábado, 13 de mayo de 2023

El miedo guarda la viña (01


(Escrito el 22 febrero 2022)

En la semana 442 de este Blog (hoy va por la 674) que se publicó el 17 de septiembre de 2017, la reflexión de Celedonio la encabezaba con este mismo título, por lo que a la de hoy le da el (01).

Las personas que vivimos en sociedad y con Gobiernos democráticos pedimos libertad, pero para ello también hay que establecer unas normas. Exigimos nuestros derechos, pero también tenemos que reconocer nuestras obligaciones. Para que haya convivencia y se viva en armonía estas normas hay que respetarlas no debiendo invadir los derechos de los demás.

 Estamos oyendo que en Democracia, los elegidos son los que representan a los ciudadanos y me temo no es así. Algunos que han ascendido al poder interpretan que una vez alcanzado el puesto, le está permitido hacer cuanto le viene en gana y no es así. Una vez cogido el mando la obligación es tener un comportamiento como el que desea el que te votó y si no es así le estás traicionando. El votante que se considera que es honesto y cumplidor con las normas que le han marcado quiere que el que le representa en ningún momento se “salga de madre” como dice el refrán.

Los que están arriba, tendrían que tener unos reglamentos que les impidiese hacer ciertas cosas y si se los saltan “leerles la cartilla”, pero no es así. El comportamiento democrático que exigen a las bases, algunos de los que está en el poder, lo desconocen. Una vez arriba y según el puesto que ocupan, en lugar de compartir opiniones y estudiar soluciones, aquí es el ordeno y mando, por lo que muchas veces los que están por debajo “ver, oír y callar”.

Este “ver, oír y callar”, le parece ya que es habitual, pero puede llegar un momento, que el que es conocedor de sus trapicheos y comportamientos “tira de la manta” y todo aquello que estaba fuera de lo normal “salta por los aires”. Descubierto el pastel, “tiran de la manta” otros por otro lado y da la impresión que esto está generalizado y puede “llegar el caos”.

Así como el votante tiene siempre encima la “espada de Damocles”, el que manda también debería tener otra espada encima de su cabeza pero con más peso. Si te consideras representante de un sector de la sociedad, piensa qué diría ella si conociese algunas de tus actuaciones. La vida se la han organizado de tal manera que es difícil denunciar y poner freno a lo que no te gusta. Por estar aforado, no puedes poner en marcha ninguna queja rápidamente. Aunque conozcas de antemano de que pie cojea, tampoco puedes hacer nada por excluirlo, pues va en lista cerrada.

Pensemos por un momento utilizar las listas abiertas en el momento de las votaciones. Cada votante podría tachar hasta dos de la lista si no le gustan. Si en el momento de contar los votos, alguno supera un porcentaje establecido previamente de tachaduras, no sería elegido. Todos los que van en la lista desearían darse a conocer previamente. Ahora todos se fijan en el que la encabeza. Desde este momento ya les está diciendo a los demás: vosotros ver, oír y callar”

A la inmensa mayoría de los votantes, creo que no les hará mucha gracia, tener que votar al que fue tránsfuga y lo han puesto en la lista. De esta forma la tachadura sería prácticamente segura.

Señores elegidos y representantes de los ciudadanos. Piensen un poco más en el que le dio su voto y gracias a él está en ese puesto muchas veces privilegiado. No le defraude y si su comportamiento es ejemplar, aunque estuviese la lista abierta a usted no lo tacharían.

Próximo tema: Lenguaje fino

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario