domingo, 7 de abril de 2013

Los Ayuntamientos y sus deudas



(Escrito el 1 de julio 2010)

A finales de los años 60, conocí una Cooperativa Agrícola que estaba en fase de expansión. Dado el volumen de mercancías que movía y las perspectivas de crecimiento, era necesario la ampliación de almacenes y otras dependencias. Para ello había que endeudarse. Contactaron con distintas entidades financieras y al final se quedaron con la más ventajosa. A la hora de formalizar el préstamo, los miembros de la Junta Rectora, ofrecieron como garantía de la operación sus bienes. La inversión se hizo, el crédito se pagó, hubo nuevas ampliaciones y sigue prestando su labor para la que se creó.

Si encabezo este artículo con este preámbulo, es porque muestra un ejemplo de la honradez de los solicitantes, del amor por el trabajo que están desarrollando y por predicar con el ejemplo. Si la Junta Rectora tras acuerdo de la Asamblea pone como aval de la operación su propio patrimonio ¿cómo va a recelar ningún socio?

Este ejemplo que estoy seguro se repitió en otras muchas localidades y situaciones similares, nos sirven para reflexionar con las que hacen en estos tiempos, mucho más modernos y más tecnificados, la mayor parte de nuestros Ayuntamientos.

El endeudamiento, es una cosa que se da ya por hecho y hasta se tiene como valor en alza. El que más debe, más es de admirar. Soy consciente de que para “hacer cosas” hay que endeudarse, pero toda deuda debe tener un estudio de cómo se va a pagar. Las soluciones aplicadas han sido muchas y variadas. Para pagar la deuda, se pide otro crédito, es decir se entrampa en más y así sucesivamente se va engordando la bola. Los dirigentes, como trabajan con dinero que no es suyo, ni su patrimonio corre riesgo alguno, “viva la Pepa”. Mas aún, tienen otra ventaja, que al final de los 4 años la oposición querrá ganar y si le echa, ya se ha solucionado todo: yo me voy y la “mierda”  y los problemas aquí se quedan. Si le apuran se irá antes.

Otros obraron de otra manera. Si tenían suelo, lo recalificaron, engrosaron las arcas municipales, hicieron subir las viviendas y todo marchaba sobre ruedas. No digamos ya donde se ubicó algún evento como EXPO o similares. Las ciudades que lo consiguieron  hicieron muchas mejoras en el medio vial, infraestructuras, etc. El Estado Central les ayudó y colaboró en su desarrollo. Pero ¿cuánto dinero se invirtió en cosas que finalizado el evento no sirvieron para nada?

El “hombre de la boina”, al que siempre le he tenido el máximo respeto, siempre dijo que había que tener cuidado con estirar el brazo más que la manga, pero como era de pueblo, sin estudios, ni títulos, pocas veces se le hizo caso. ¿Y qué tenemos ahora? ¿Cuál es nuestra situación?

Cada uno conocerá su problema, pero cuando te mueves por nuestra geografía te das cuenta del derroche que ha habido. ¿Para qué un pabellón deportivo en una localidad que tiende a ser abandonada por su vecinos? ¿Qué hacemos con el puente que costó millones y no sirve ni para pasar? ¿Para qué cubrir esas vías si encima no van a llevar nada?

¡Qué cosas se hacen cuando el dinero no es tuyo! Espero que lo sucedido sirva de lección para las Corporaciones venideras.

Sin poder contrastar su veracidad he podido leer una cita de hace 2065 años (55 años de Cristo) que se le atribuye a  Marco Tulio Cicerón y que dice así:

"El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los altos funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado”.

Si siempre hemos oído decir, “que el que avisa no es traidor” y es verdad la cita anterior,  ¡ tiempo hace que nos avisaron !


                           Próximo tema: A Beatriz Talegón

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