lunes, 6 de junio de 2022

Difícil ponerle título


(Escrito el 7 mayo 2021) 

Para las reflexiones de hoy no encuentro de momento un título apropiado. El que lo lea puede ponerle el que considere más oportuno. Algunos puntos ya los he tratado en otras semanas del Blog, pero aunque hace mucho tiempo que fueron comentados siguen teniendo actualidad, al menos eso es lo que pienso.

La inquietud por escribirlas es fruto de lo que se viene oyendo tras las elecciones del pasado día 4 de mayo en Madrid. ¿Pasará en otras naciones todo lo que estamos oyendo en esta nuestra querida España?

El dividir a los ciudadanos y votantes en derechas e izquierdas, como ya he dicho en otras ocasiones, trae consigo una falta de entendimiento entre los dos bandos, simplemente porque no pueden ponerse a dialogar. La opinión que se tiene del uno y del otro la tienen ambos grabada a fuego.

Estamos escuchando a la izquierda que la culpa la tienen los votantes. Si la Democracia se basa en la expresión del ciudadano a través del voto, resulta que no es válida, pues el ciudadano no sabe discernir dónde está lo que le interesa. O no lo ha visto o no le ha convencido lo que ha escuchado. Pienso que no se le puede tratar de subnormal o algo parecido. A este respecto recuerdo haber escuchado o leído en alguna ocasión que en Francia los primeros votos que obtuvo Le Pen fue en distritos que siempre ganó el Partido Comunista Los entendidos habrán sabido analizar los motivos.

No sé si sucederá también en otras naciones, pero aquí lo que siempre se ha buscado es enfrentar al obrero con el patrón, cuando pienso que ninguno puede prescindir del otro. ¿No hay forma que se produzca un cambio de actitud? ¿Son todas las empresas iguales? Si no lo son ¿por qué tiene que haber una legislación uniforme?  ¿Por qué no se estudia alguna otra forma para que pueda haber mayor entendimiento?

En la primera empresa que trabajé se dedicaba al movimiento de tierras. Los tractoristas tenían una asignación mensual fija y después una cantidad por hora que trabajaba su tractor. El mecánico tenía también una asignación fija y una prima por cada hora que trabajaba cada uno de los tractores. Su preocupación es que todos estuviesen trabajando. No quiero analizar este sistema, pero sí que puedo asegurar que patrón y obreros estaban contentos y los salarios eran superiores a la media de la zona.

Si queremos eficacia en el trabajador también tiene que tener un estímulo. El simple pastor ¿no tendría que tener una gratificación por el número de corderos que han llegado al sacrificio o a la reposición? El papel del pastor no es solamente soltar y encerrar y que no vayan a los sembrados. Igual que el pastor podríamos hablar del camarero servicial y distinto a otros. ¿No se va muchas veces a un sitio determinado porque te atienden mejor que en otros? Si todo es igual y se provoca además el enfrentamiento, poco podremos conseguir.

Si el sistema actual de empresa no funciona ¿no se podría pensar en ir modificando alguna? Nunca se oye hablar de la creación de empresas en plan cooperativo que no es lo mismo que empresas estatales, dónde al dueño no se conoce y el estímulo es nulo.

Del papel de los Sindicatos también habría que reflexionar. ¿No hemos conocido al trabajador experto en coger bajas y el Sindicato siempre le dio la razón? Está bien defender al trabajador, pero siempre lo que es defendible. ¿Qué reacción han tenido los Sindicatos cuando la designación para el puesto ha sido a dedo? ¿Cuántas plazas hay cubiertas por personal que no le corresponde? Seamos serios.

Pensemos que para que haya puestos de trabajo tiene que haber empresas y trabajadores. De su máxima armonía se obtendrán los mayores éxitos. A veces reclamamos el reparto de la tortilla, pero ¿dónde está? ¿quién la hace?

Si queremos mejorar, estudiemos las situaciones y busquemos soluciones entre todos. Si partimos de la base que el empresario es siempre de derechas y que el trabajador tiene que ser de izquierdas, nunca se podrán entender. Antes de sentarse a hablar ya se le asigna a cada uno su papel. Están marcados a fuego.

Próximo tema: ¿Os parasteis a pensar?

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