sábado, 16 de diciembre de 2023

¿Y quién hace la tortilla?


(Escrito el 15 octubre 2022)

Algunos podrán pensar que la reflexión de hoy se tenía que titular mejor ¿quién hace la tarta?, pero Celedonio cree que antes del postre debe estar la comida

En toda sociedad democrática creo que se aspira a que nadie llegue a tener necesidades, sin embargo, parece que cada vez nos distanciamos más de ello. Muchos de los que ya son ricos, cada vez tienen más y al contrario cada vez es mayor el número de ciudadanos que cada vez tiene menos. ¿Qué estamos haciendo?

Tiempo atrás Celedonio titulaba su reflexión semanal: “La verdad que somos muchos”. Comentaba en ella la charla que en los años 70 escuchó a D. Javier Osés (q.e.p.d.), Obispo de Huesca. El título era “Paternidad responsable”. Los padres debían programar los hijos a tener según sus circunstancias. Mucho después, en 2015 creo recordar que el Papa Francisco decía más o menos: ser católico no implica tener hijos como los conejos. ¿Qué ha hecho la humanidad tras esas advertencias? ¿Se ha reconocido esa situación? ¿Se ha dado alguna norma o recomendación?

En esta semana, el azar me llevó a escuchar en la TV un programa en que expertos debatían el tema de la felicidad. Para ser feliz, uno de los ponentes fijaba la cantidad de 100.000 euros anuales según algunos estudios. Otros exponían que el 70% de los que habían sido agraciados con la Lotería, al cabo de unos años, no habían mejorado su situación de felicidad. Con estos planteamientos ¿qué pensar? ¿estar esperanzados con nuestra vida? ¿frustrarnos ante nuestra situación? Desde luego los 8.000 euros mensuales que se indican , ni por el forro lo vamos  alcanzar. Habrá que buscar la felicidad en otros sitios.

Si todos hemos de trabajar como empleadores o como empleados, ¿no habrá que llegar a un entendimiento real para que al menos a todos nos toque un poco de la tortilla? Todos tenemos que aportar algo. El empleado bien tiene que reclamar un mínimo para poder resistir. Al empleador bien le tiene que quedar algo de beneficio para cubrir sus inversiones. ¿Dónde está el límite de lo que debe de cobrar el empleado y el beneficio del empleador? He ahí la cuestión. Todos queremos comer tortilla y alguien la tendrá que hacer.

Si no fuésemos tan marranos, sobrarían barrenderos y el importe de este capítulo podría ser destinado a otros fines que pudieran hacernos más felices. Si pensásemos en los que no tienen para comer, no tiraríamos tanta comida a los contenedores. Si no ensuciásemos tanto las paredes no habría que destinar presupuestos para limpiarlas, etc, etc.

Todos tenemos apetito y queremos que nos llegue un trozo de esa tortilla comunitaria, pero ¿quién la tiene que hacer? Desde luego esos que para ser felices necesitan de unos ingresos mensuales de al menos 8.000 euros, supongo que no están dispuestos a pelar las patatas para hacerla. Otros con muchos menos, aunque no les han preguntado, estoy seguro de que son felices, por lo que a lo mejor si a esos de los 8.000 euros al mes se les rebajase, a lo mejor encontraban la felicidad en otro campo que no era el dinero y con lo que sobrara se podía pensar en que otros podrían pelar las patatas y hacerla y con un poco de suerte a lo mejor nos tocaba a todos un poco.


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